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El pequeño del clan Morente Carbonell ha publicado su tercer álbum, 'Azabache' DM

Kiki Morente

Cantaor
«El público del norte tiene un paladar flamenco exquisito»

El compositor y guitarrista granadino recala el viernes en el ciclo 'Los Ángeles es flamenco', presentando su tercer disco, 'Azabache'

Miércoles, 21 de mayo 2025, 07:22

Con ganas de verano, de las fechas de sus conciertos y de visitar el norte, «esa tierra que me gusta tanto», está Kiki Morente (Granada, 1989). El cantaor y guitarrista llega a Santander para presentar su tercer disco, 'Azabache', tras 'Albayzin' y 'El Cante'. Lo hará el viernes en el Cine Los Ángeles (20.00 horas), acompañada de Carlos de Jacoba y Joni Jiménez, dentro del ciclo Los Ángeles es flamenco, que ha propuesto sonidos llegados de la tradición sonora del sur. El más pequeño de los hijos de Enrique Morente y Aurora Carbonel, 'La Pelota', nieto de Montoyita, primo de los Carmona, consolida su camino en el que parte de la herencia que le resulta natural y se adentra en giros propios de su generación.

–Con tres discos publicados, ¿qué clase de flamenco es usted?

–Bueno, el tipo que se puede encontrar en este trabajo es un flamenco hecho con cariño, de una generación de flamencos muy inquietos, que queremos hacer cosas nuevas e investigar, pero nuestros cimientos vienen del flamenco y el cante jondo. Es amor al arte.

–Plantea traducir la tradición. ¿A qué idioma?

–Esa frase me gusta mucho, porque era una teoría, una filosofía de mi padre, que creo que tenemos la obligación y responsabilidad de intentar traducirlo a los que vienen. Mostrar de dónde venimos y lo que es esa pureza del flamenco y esa manera de vivir, a los que se quieren acercar a ella.

–Decía Edgar Allan Poe que la traducción debe tender a impresionar al público al que va dirigida. ¿Eso quiere usted?

–Todo artista quiere siempre caer bien, gustar, encantar, impresionar o algo por el estilo, por qué no. Pero sobre todo, el truco es disfrutar uno mismo. Antes que la traducción tiene que estar la transmisión. Para eso tiene que impresionarse uno e ir superándose día a día.

Las raíces

«Tenemos la obligación de mostrar de dónde venimos y esta manera de vivir»

–En esa responsabilidad, ¿da más miedo enfrentarse a uno mismo sobre el escenario o al resto que llega con expectativas?

–Siempre hay que ser honesto y uno pasa nervios, vergüenza, cuesta mucho trabajo exponerse al público, hay que estar siempre pendiente de lo que quiere, intentar llegar a las butacas. Pero el truco, al menos en mi experiencia, es que esto sea un trabajo en el que uno se encuentre, se mire y busque dentro de sí mismo para llegar al de enfrente. Si no, no se puede transmitir.

–¿Al subirse al al escenario ha sentido que hay cosas que siempre funcionan ante ese público nuevo?

–Hay matices por ahí, aunque cada sitio es diferente, un mundo donde no sabes cómo te van a recibir. A veces con lo más profundo y a veces con cosas que tienen a hacer más gracias. Cada día es distinto, la verdad.

–¿Y el público del norte, con qué actitud se acerca al flamenco?

–Es magnífico, porque escuchan el flamenco con un paladar exquisito, un público respetuoso que nos recibe con cariño. La gente tiene mucha calidad y nos escucha siempre, lo que es de agradecer.

–¿Qué me dice si le pregunto por Carlos de Jacoba y Joni Jiménez?

–Son dos espadas de la guitarra, dos grandes que están en un momento emergente y con muchas ganas de mostrar una cara del flamenco muy simpática al mismo tiempo que enseñan lo más puro.

–¿Es muy importante encajar bien las piezas entre el cantaor y quienes le acompañan?

–Sí, mucho. Cuando estás arropado y haces piña con un equipo, todos en la misma sintonía, con la cosa rodada después de tiempo juntos, vamos seguros, a disfrutar y con una energía preciosa.

Aurora Carbonell

«Que mi madre del alma esté contenta ha sido lo mejor de sacar este disco»

–Ahí está también Alberto Selles. ¿Cómo dialoga con el baile?

–Creo que la verdad, el indagar, es lo que une ambos campos. El baile tiene mucha fuerza, es muy pasional y cuando se le pone la música, la voz adecuada o un poema, una letra que narre lo que está bailando, es una maravilla.

–¿Indagar es una constante en su forma de trabajar?

–Sí, soy inquieto. Me gusta mucho inventar y al mismo tiempo tener muy presente lo clásico y lo sencillo. Pero siempre ando buscando algo más.

–Queda un nombre importante por añadir a la lista en la elaboración de este disco; Aurora.

–Sí, mi madre de mi alma. La verdad es que es una mujer con mucho arte, muy artista, que ha estado volcada en este proyecto desde el minuto uno de una manera natural, muy amiga-madre. Ha colaborado componiendo estribillos, letras, matices del disco que sólo me podía aportar ella.

–¿Cuesta más mostrar el resultado a un crítico o a una madre?

–Bueno, la verdad es que siempre lo pones con intención de ver si les gusta o no, pero al estar tan involucrada, sabía que le iba a gustar. Está contenta y eso ha sido lo mejor de sacar este trabajo.

–¿Se deja usted aconsejar?

–Sí, me gusta escuchar, aprender de los demás. De los mayores a los niños, de todo se aprende en la vida y me gusta pedir consejo y buscar ayuda siempre.

–Escuchar cada vez parece estilarse menos.

–Todos creemos que lo sabemos todos y queremos avanzar muy deprisa, escuchando cada vez menos.

–Hablando de escuchar, se ha ido hasta 1971 para reinterpretar una alegrías que grabó su padre.

–Ha sido un trabajo muy interesante. Teníamos la intención de aplicar un sonido como antiguo, como un homenaje a los flamencos antiguos y rescatamos una guitarra de esos años 70, que tenía un matiz y un color precioso y nos atrevimos a meterle unas letras por alegría que cantaba mi padre. Es como un pequeño tributo de cariño.

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