La ampliación de la central de Aguayo es «un proyecto estratégico para Cantabria y para todo el país»
La tramitación de la concesión hídrica de la instalación cántabra se aprobó de urgencia para acelerar al «máximo» el proceso, destaca en la UIMP el secretario de Estado Joan Groizard
La central hidroeléctrica de Aguayo «es un proyecto estratégico no solo para Cantabria, sino para todo el país». Son palabras de Joan Groizard, secretario de ... Estado de Energía, que ayer participó en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y que antes de ponerse a hablar en el aula sobre 'La nueva dinámica de la transición ecológica' repasó ante los medios de comunicación los últimos hitos en la tramitación para ampliar estas instalaciones, en funcionamiento desde la década de 1980. El proceso sigue abierto, pero esa condición estratégica que tiene la ampliación de la central ubicada en San Miguel de Aguayo se refleja en la tramitación de «urgencia» del expediente ligado a la concesión hídrica del proyecto. La meta, insistió Groizard, ha sido acelerar las cosas «lo máximo posible».
El funcionamiento de la central cántabra se basa en un sistema de bombeo reversible con el que se puede hacer acopio de la energía eléctrica. Estos bombeos «son absolutamente críticos en el sistema eléctrico, nos permiten almacenar energía y es la mejor forma de hacerlo», destacó el secretario de Estado en Santander. Atendiendo a esa singularidad, a su interés público o a su papel en la transición energética, ya está «en marcha» el trámite ligado a la concesión de agua, la concesión hídrica de la central hidroeléctrica de Aguayo, y el Ministerio para la Transición Ecológica ha aprobado la «urgencia de la tramitación, justo antes de las vacaciones de verano, para acelerar lo máximo posible esos trámites», insistió el titular de Energía.
Con su ampliación, Aguayo, cuya concesionaria es la multinacional Repsol, podría convertirse en la segunda estación de bombeo más grande de España, ya que incrementaría su capacidad en un gigavatio. «Sería un espaldarazo para Cantabria», admitía el pasado mayo el consejero de Industria, Eduardo Arasti, que ayudaría a paliar el «déficit» autonómico a la hora de producir la energía que consume.
Sin abandonar Cantabria, Groizard también se pronunció sobre otros proyectos de la comunidad. El secretario de Estado aseguró que el Ministerio «tendrá en cuenta» los informes negativos del Gobierno cántabro a la hora de estimar o desestimar las solicitudes de autorización de los parques eólicos cuya tramitación depende del Gobierno central. Esto se ha dado recientemente, por ejemplo, en Benavieja y Ventura. El proceso, añadió Groizard, será «garantista» y «tendrá en cuenta» las «sensibilidades a la hora de autorizar, condicionar o llevar a cabo» las resoluciones.
La planificación de la que depende el centro de datos Altamira, en fase de trabajo técnico
En julio, el consejero Eduardo Arasti presentó en la UIMP el Campus Tecnológico de Centro de Datos Altamira, que prevé levantarse entre Piélagos y Villaescusa , y que mereció todos sus elogios: una «oportunidad histórica», una iniciativa «imbatible», un «polo tractor» de empresas internacionales, según lo describió.
El Ejecutivo cántabro recordó entonces que estaba a la espera de que la iniciativa, financiada con capital privado, se incluyera en la Planificación de la Red de Transporte de Energía 2026-2030 del Gobierno central. ¿Y en qué punto está este trámite? Ayer, el secretario de Estado de Energía detalló que el Ministerio está «cerrando» los trabajos técnicos para lanzar dicha planificación eléctrica, que «tiene que dar respuesta a los objetivos del país». La estrategia saldrá «en breve» a audiencia e información pública, y entonces todas las empresas y administraciones podrán hacer sus aportaciones.
Joan Groizard trajo al frente, además, otro detalle en relación a estos grandes centros de datos. Hace unas semanas, el Gobierno central lanzaba una nueva normativa para analizar «exactamente» el consumo energético que conllevan, así como sus «beneficios» e «impactos» en el territorio. «Sabemos que es un sector de la economía con grandes expectativas de crecimiento», destacó Groizard, que aspira a trazar un mapa que refleje la huella de estas instalaciones en términos de empleo y actividad económica, pero también de consumo energético.
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