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La histórica caída de la red eléctrica en España del pasado 28 de abril no sólo retrotrajo al país y a la ciudadanía a tiempos ... pandémicos, sino que igualmente ocasionó severos problemas a las empresas y la economía ante la imposibilidad de seguir funcionando con normalidad. Pasados unos días, el balance entre el tejido corporativo autonómico es claro, pues más del 80% de las organizaciones de la región uvo que detener su actividad al menos tres horas, con los consiguientes perjuicios. Sin embargo, las reclamaciones ya presentadas formalmente para exigir compensaciones por los daños ocasionados de momento son minoritarias.
Así se desprende de la encuesta elaborada por la Cámara de Comercio de Cantabria, un cuestionario en el que participaron 181 organizaciones. De ese total, 58 pertenecen al ámbito comercial; 46 a la industria; 44 al campo de los servicios; ocho a hostelería; siete a construcción; cinco a transporte y logística; una al negocio primario; y 12 se engloban en el grupo 'Otros'. Por tamaño, el 64% aglutina a pymes de hasta diez empleados; el 27% son medianas empresas con hasta 99 trabajadores; y el 9% son compañías de gran tamaño, con plantillas que superan el centenar de efectivos.
81% de las empresas
detuvo su actividad al menos tres horas el 28 de abril a consecuencia de la caída del sistema.
Con esa muestra diversa, las conclusiones de la consulta cameral arrojan que el colapso eléctrico afectó a la gran mayoría de las empresas participantes (81%). De hecho, 147 soportaron la paralización total de su actividad durante más de tres horas. De la misma manera, 20 pararon entre una y tres horas; y siete menos de una hora.A partir de ahí, las consecuencias. El 'cero' del sistema eléctrico conllevó pérdidas económicas directas a 65 organizaciones, el 35,9% de las encuestadas. Otras 12 compañías experimentaron saldos negativos de más de 15.000 euros; 24 entre 5.000 y 15.000; 47 tienen un saldo negativo de entre 1.000 y 5.000 euros; 57 menos de 1.000 euros; y 41 compañías no sufrieron perjuicio en este ámbito. A pesar de ello, sólo tres han reclamado. Otras 29 lo están valorando y el resto –aproximadamente un 80%– no va a solicitarlas o no lo tiene decidido.
Evidentemente, el apagón impactó de forma diversa en función de la naturaleza de la compañía y su enfoque de negocio. Por ejemplo, 106 tuvieron afección en el servicio al cliente; 65 padeció pérdidas económicas directas; 17 observaron daños en sus instalaciones; y seis tuvieron que desechar productos perecederos.
Por sectores, la industria concentra la mayor parte de las pérdidas. Alrededor de un 30% las valoró entre 5.000 y 15.000 euros como consecuencia de los daños en los equipos e instalaciones y en la interrupción de la cadena de suministros. En segundo lugar están la hostelería y el turismo, donde se reportó una alta afectación con pérdidas concentradas entre los 1.000 y los 15.000 euros. Por contra, el área con menos impacto económico fue el sector servicios –que engloba la educación, sanidad y consultoría–, donde el apagón no tuvo consecuencias económicas o fueron menores a 1.000 euros para el 40% de los encuestados.
A pesar de las consecuencias desfavorables y de la dependencia energética, el 65% de las empresas reconoce que carecen de las medidas necesarias para hacer frente a una crisis de la magnitud de la vivida días atrás. Sin embargo, casi el 60% de ellas no tiene en sus planes inmediatos la implementación de acciones preventivas.
La propia patronal CEOE-Cepyme Cantabria igualmente lanzó su particular encuesta entre sus asociados. En su caso, 33 empresas respondieron a las preguntas de la confederación, de las cuales tres de ellas admitieron un perjuicio «muy grave» a consecuencia de la histórica caída. Otras siete catalogaron de «graves» las derivadas del apagón.
Casi la mitad de las respuestas (15) sostuvo que el fallo general les obligó a cerrar ese día. Por otro lado, respecto a los principales inconvenientes y daños, los empresarios apuntan a pérdida de facturación; interrupción de servicios y de la producción; daños en equipos e infraestructuras; y pérdida de datos, entre otros conceptos.
El presidente de CEOE, Enrique Conde, ya sostuvo tras la caída del sistema que «ser una isla energética debe ser un acicate para promover un sistema robusto, independiente, bien dimensionado y, al mismo tiempo, incrementar claramente nuestras interconexiones con los países vecinos al norte y al sur».
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