Alberto Martínez Lebeña
El director de Mutua Montañesa recibe mañana el galardón otorgado por la APD como reconocimiento a la transformación de la entidad bajo su gestión
Alberto Martínez Lebeña (Santander, 1973) dio en 2021 un giro notable en su trayectoria profesional. Acostumbrado al día a día vertiginoso de grandes multinacionales, dejó ... la dirección territorial de Siemens en Cantabria y Asturias para ponerse al frente de Mutua Montañesa. Una nueva etapa en la que la centenaria entidad ha vivido una profunda transformación marcada por una clara innovación tecnológica. Una gestión que ha sido reconocida por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), que mañana entregará al gerente de la organización el Premio Directivo del Año.
–¿Qué significa para usted recibir el premio a Directivo del Año en Cantabria?
–Mucho. Tener el reconocimiento de tus colegas es algo muy bonito. Por otro lado, sobreviene un poco el síndrome del impostor, en el sentido de que las dos referencias a las que se ha dado el premio en año anteriores, como son Antonio San Miguel (SIEC) y Jorge Oliveira (Solvay), son gente de mucho nivel, sin olvidar que muchos de mis compañeros directivos aquí en Cantabria tienen trayectorias muy destacadas. Es una mezcla de esas dos sensaciones.
–¿Qué cualidades debe aunar en su opinión un directivo hoy en día para poder pilotar con éxito una organización?
–Diría que lo primero es ser una persona que entiende su rol, que sabe que su función es hacer que las cosas ocurran y no sólo acontezcan. Tiene una labor activa en lograr que el cambio que debe hacer en su organización se produzca. Por ello se necesita una determinación muy clara y tener confianza en los equipos, buscando siempre el compromiso de toda la organización para hacer un propósito común y compartido por la empresa. Hay que convertirse, es verdad, un poco en psicólogo de la organización porque vivimos tiempos de cambio también en la gestión de personas. Pasamos de los departamentos de recursos humanos a departamentos ya no de personas, sino de persona, porque cada uno en la organización tiene una expectativa, un concepto de trabajo y de lo que le aporta. En paralelo, los directivos requieren una elevada formación porque nuestro trabajo es pilotar una organización hacia el futuro cuando no sabes dónde está el futuro. Hay que experimentar, buscar, adquirir conocimientos, pensar lo que te aportan todas las cosas nuevas en todos tus procesos para garantizar mejores resultados y mejor satisfacción con el servicio que das a todas las personas que utilizan tus servicios. La figura directiva se está volviendo más complicada de lo que ha sido en años anteriores, pero también más apasionante.
–¿Cuáles han sido los principales desafíos en estos primeros años al frente de Mutua Montañesa?
–Nos comprometimos con un cambio radical de la organización buscando sobre todo definir un propósito común entre todos y así lo hicimos para mover la organización que teníamos a ese nuevo entorno. Esto implica cambiar muchas cosas en la empresa, es casi como darle la vuelta al calcetín sin dejar de dar el servicio. Hay muchas veces en las organizaciones que te encuentras con las dos cosas con las que peleamos los directivos. Una, la inercia, el hecho de la resistencia al cambio de velocidad, que eso pasa constantemente en las compañías con gente muy anclada en hacer lo mismo durante mucho tiempo. Hay que formar y ayudar en estas transiciones a esa gente que le cuesta el cambio. La segunda es un poco de entropía, el grado de desorden. Digo mucho que la segunda ley de la termodinámica sostiene que en un sistema aislado con el paso del tiempo la entropía aumenta, el grado de desorden. Tienes que establecer unos ciertos criterios para que con el paso del tiempo todos los servicios y los procesos no vayan degenerándose, no se vaya generando burocracia adicional y no vaya haciendo cada uno los procesos según mejor le convenga a la persona.
«Tener el reconocimiento de tus colegas de profesión es algo muy bonito»
«Después de cuatro años somos una de las empresas más tecnológicas de Cantabria»
«Lo fundamental para no llegar a situación de baja médica es la mayor prevención posible»
–¿Cómo ha evolucionado la estrategia de la Mutua en digitalización y modernización de servicios?
–Nuestra estrategia implicaba cambiar la organización desde diferentes puntos de vista. Uno era la innovación tecnológica, es decir, analizar todo lo que la innovación y la tecnología nos podían aportar para mejorar todos los procesos con los que trabajamos orientados a dar una mejor experiencia del uso de nuestros servicios por parte de los trabajadores y las empresas. En eso nos volcamos y, a día de hoy, después de cuatro años de implementación constante de todo esto, somos una de las empresas más tecnológicas de Cantabria haciendo uso extensivo de muchas tecnologías, desde la inteligencia artificial, el Internet de las cosas y el Voicebot. Al final no hay un proceso de esta organización en el que la tecnología no haya impactado de una forma importante en estos últimos cuatro años. También hicimos un trabajo muy fuerte con las personas, con el desarrollo y con la formación, además de su vinculación con el proyecto. Por otro lado, queríamos que la Mutua siempre se vinculase con todas las instituciones que hubiese en el territorio, sea la universidad, los gobiernos autonómicos o los servicios públicos de salud.
–¿Qué objetivos se fija para los próximos años?
–Hay que dar una segunda vuelta de tuerca a todos nuestros procesos y ver cómo nos puede ayudar la inteligencia artificial generativa. También tenemos que ver cómo conseguimos aunar un poco los objetivos de la organización en nuestro camino hacia el propósito con las expectativas de las nuevas generaciones que van entrando a trabajar en la compañía.
–¿Cómo se puede abordar el fenómeno del absentismo laboral derivado de incapacidades temporales y qué otros retos otea en el ámbito de la salud y la prevención en el entorno de trabajo?
–Lo fundamental para no llegar a esa situación de baja médica por parte de un trabajador es la mayor prevención de riesgos que se pueda hacer. España está en una situación muy complicada, más aún en la zona norte y con todos los sectores subiendo. Creo que en este contexto se mezclan muchos factores. Uno, sobre todo porque especialmente donde más sube son las contingencias comunes, es la maraña administrativa que hay y que genera complejidad a la hora de gestionarlo. Por otro lado, las expectativas de las nuevas generaciones y su expectativa con respecto al trabajo y cómo varía en relación a generaciones anteriores, cómo se puede hacer una conciliación también entre la vida laboral y la vida personal y este tipo de factores.
–¿Qué les diría a los directivos del futuro?
–En contra de lo que mucha gente dice, la labor directiva es dura porque el directivo es el responsable máximo de lo que ocurre en la organización. Es decir, si pasa algo la culpa es tuya. No todo son sonrisas y abrazos. Hay momentos muy duros, noches de insomnio y decisiones que son complicadas. No hay que mitificar la figura del directivo, pero la verdad es que con toda la complejidad de su función a mí y a mucha gente la suma nos compensa.
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