Lecornu fracasa en su intento de calmar la indignación de los sindicatos franceses
Las organizaciones de trabajadores convocan otra huelga general para el 2 de octubre tras reunirse con el primer ministro galo, quien abre la puerta a la creación de un impuesto especial para los más ricos
Los sindicatos franceses aumentan la presión, mientras el primer ministro Sébastien Lecornu intenta ganar tiempo. El responsable del Ejecutivo galo se reunió este miércoles durante ... dos horas con los responsables de las principales organizaciones de trabajadores. Ese encuentro se terminó sin un acuerdo y los líderes sindicales anunciaron otra huelga general el 2 de octubre. Será la tercera a la que se enfrenta Lecornu en menos de un mes en el cargo.
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«El primer ministro no nos ha dado ninguna respuesta clara sobre los anhelos de los trabajadores y las trabajadoras», criticó al final de ese encuentro Marylise Léon, secretaria general de la CFDT, el sindicato con un mayor número de afiliados en Francia y con una orientación moderada. «Para la intersindical -una alianza unitaria de las ocho principales organizaciones de trabajadores-, representa una oportunidad perdida», añadió en la salida del Palacio de Matignon, en París.
🔴 Les syndicats reçus à Matignon
— LCI (@LCI) September 24, 2025
🗣️"Il y a eu une bonne nouvelle dans ce rendez-vous : le Premier ministre nous a dit que jamais dans la Ve République un Premier ministre n'avait été aussi fragile, donc ça confirme que nous sommes en position de force" : @BinetSophie. pic.twitter.com/yAPoBovH1n
«El primer ministro nos habló de ruptura y medidas concretas. Pero de momento no hay ninguna ruptura ni medidas concretas», lamentó Sophie Binet, líder de la CGT, el segundo sindicato más importante, con una línea más radical y combativa. En concreto, los dirigentes sindicales criticaron la poca concreción de Lecornu respecto a los presupuestos del 2026. Esas cuentas, con las que las autoridades quieren reducir el elevado déficit público de Francia, ya originaron la dimisión forzada a principios de mes de su predecesor, François Bayrou. Ahora representan la ecuación casi irresoluble a la que se enfrenta el actual primer ministro, de 39 años.
«No ha respondido a nuestras exigencias»
El encuentro de este miércoles había suscitado un considerable interés mediático en el país vecino. Por un lado, la posición de los sindicatos influye directamente en la del Partido Socialista, una de las formaciones bisagra, junto con la extrema derecha de Marine Le Pen, de las que depende el futuro de Lecornu en una muy fragmentada Asamblea Nacional. Por el otro, la bulliciosa sociedad francesa está hirviendo en estos momentos, como lo demostró la multitudinaria huelga general de la semana pasada. Entre 506.000 (Ministerio del Interior) y más de un millón de personas (sindicatos) salieron a la calle el 18 de septiembre.
«No ha respondido a ninguna de nuestras exigencias. La respuesta será muy clara de nuestro lado: vamos a ampliar la movilización para que tome nota de lo que está sucediendo», advirtió Sophie Vénétitay, secretaria general del sindicato educativo SNES-FSU. En concreto, las organizaciones de trabajadores piden a Lecornu que renuncie al plan de recortes de Bayrou (valorado en un total de 44.000 millones de euros), derogue la reforma de las pensiones de 2023 que aumentó de 62 a 64 años la edad mínima para jubilarse y apruebe la 'tasa Zucman', un impuesto especial que haría tributar el 2% del patrimonio de los 1.800 franceses más ricos.
Sin un nuevo Gobierno dos semanas después
El gabinete del primer ministro ha indicado a la cadena BFM TV que está dispuesto a aprobar una tasa especial sobre las grandes empresas o las grandes fortunas. Pero no se trataría de la 'tasa Zucman', sino de un impuesto con un impacto menor. La posibilidad de la adopción de una medida de ese tipo ha indignado a la patronal, cuyos representantes también se reunieron este miércoles con Lecornu. El Medef, principal organización patronal, ha anunciado la celebración de «un mitin enorme» el 13 de octubre para expresar el cabreo de los empresarios.
Asechado por la oposición, sindicatos y la patronal, Lecornu ha apostado desde que asumió el cargo por una evidente estrategia de dejar pasar el tiempo con la esperanza de que decaiga la presión política y social. Aún no ha compuesto su Gobierno -consistirá seguramente en una repetición de la alianza entre los partidos afines al presidente Emmanuel Macron y la derecha tradicional de Los Republicanos- y probablemente batirá el récord de Michel Barnier, que tardó 16 días en formar su gabinete hace un año.
Sin embargo, esta estrategia de ralentizar el tempo del partido topa con el calendario fijado por la Constitución gala. El Ejecutivo, según la Carta Magna, debe presentar el proyecto de ley presupuestario a la Asamblea como muy tarde el primer martes de octubre, término que puede retrasarse unos días en circunstancias excepcionales como las actuales. El tiempo apremia para Lecornu. Pronto se enfrentará a la hora de la verdad ante el Parlamento y no está nada claro que logre resistir en el cargo más allá de este otoño. «Estáis delante del primer ministro más débil en la historia de la Quinta República», les dijo a los dirigentes sindicales durante su encuentro.
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