Trump baraja sumar EE UU a la guerra contra Irán
Mientras unos asesores le aconsejan aprovechar «la ventana» que ofrece la debilidad del régimen para eliminar su programa nuclear, los demócratas y algunos sectores republicanos advierten del riesgo de una gran confrontación
M. Pérez
Miércoles, 18 de junio 2025, 10:20
La guerra entre Israel e Irán se vuelve más crucial a medida que persisten los bombardeos y Estados Unidos adquiere mayor protagonismo. Donald Trump habló ... este martes por teléfono con el primer ministro Benjamín Netanyahu y reunió a su gabinete de seguridad para debatir opciones como la de unirse a la ofensiva contra Irán.
Mientras, el intercambio de golpes prosigue. La artillería iraní ha disparado una treintena de misiles de madrugada contra Tel Aviv y otras ciudades hebreas. La aviación de Israel, por su parte, ha ejecutado varias oleadas de bombardeos entre la noche y la mañana de este miércoles. Ha golpeado con especial contundencia un polígono industrial y uno de los distritos más pobres de Teherán donde, según el Estado Mayor hebreo, se guardaban equipos nucleares.
En apenas veinticuatro horas, el inquilino de la Casa Blanca dio un giro total sobre sus anteriores cautelas. Ahora se trata de si hace caso al jefe de operaciones en Oriente Medio, Michael Kurilla, y quienes como él consideran que la debilidad de Irán abre una «ventana de oportunidades» para asegurar los «intereses nacionales» de EE UU, o prevalece la postura de los demócratas, quienes creen que debe someter la decisión de atacar al Congreso dadas las consecuencias que este hecho puede acarrear para los etadounidenses.
Trump es impredecible y, por lo tanto, nadie sabe cómo reaccionará en las próximas horas. Este miércoles tiene prevista una nueva reunión con sus asesores de seguridad y, naturalmente, toda la comunidad internacional está atenta a sus mensajes en Truth Social. Es la mejor manera de saber con qué pie se levanta. Su entorno afirma que siente una profunda frustración porque las amenazas que ha dirigido al régimen islámico desde hace una semana no han causado efecto ni han logrado restaurar la mesa de negociación para el acuerdo nuclear. Su vicepresidente, JD Vance, manifestó anoche en la red X que el presidente «podría decidir que necesita tomar más medidas para poner fin al enriquecimiento iraní».
Nueva actitud
El lunes, el líder republicano «no quiso hablar» del tema pero comentó a algunos líderes del G7 con los que se reunió en Canadá la posibilidad de unirse a la ofensiva contra Irán. Sorprendió a algunos de ellos ya que rompía con su línea anterior en esta crisis, consistente en buscar una solución diplomática, llegar a un pacto nuclear con la república islámica e incluso frenar a Netanyahu. Sin embago, el secretario de Estado, Marco Tubio, comunicó por teléfono a los ministros de Exteriores de las siete potencias que estuvieran tranquilos y que la Casa Blanca no participaría en una acción bélica.
Apenas veinticuatro horas más tarde, el escenario cambió por completo cuando Trump adoptó su perfil más beligerante y advirtió al Líder Supremo, Alí Jamenei, que sabe dónde seesconde pero «no vamos a matarlo de momento». Israel presiona a Washington para que se decante por intervenir con el argumento de que sólo con la tecnología estadounidense se podrán acabar definitivamente con el programa nuclear de Irán.
Traducido en otras palabras, el término clave es Fordow, la planta atómica enterrada bajo una montaña que permanece inaccesible a los bombardeos israelíes. Las fuerzas hebreas carecen de proyectiles capaces de causar daños a esa profundidad ni de aviones preparados para llevar hasta allí una bomba de semejante peso. Solo sería posible destruirla con las denominadas bombas masivas antibúnkeres estadounidenses. Y, sobre todo, con una: la denominada Massive Ordnance Penetrator (MOP) GBU-57A/B, desarrollada a partir de la guerra de Irak y que incorpora 14 toneladas de explosivo.

Israel sostiene que solo este artefacto es capaz de llegar a la planta, situada a gran profundidad y cubierta de gruesos muros de hormigón y asegurar su destrucción si se exceptúa un ataque nuclear. El ejército ya ensayó la posibilidad de una incursión terrestre con comandos especializados que pudieran llegar a pie hasta el corazón de la instalación y desmantelarla, pero tuvo que abandonar el proyecto ante sus innumerables dificultades.
Un proyectil GBU-57 es capaz de penetrar hasta 60 metros bajo la superficie antes de explotar. Pero además ofrece la posibilidad táctica de arrojar varias en cadena, de modo que taladran sucesivamente el subsuelo hasta alcanzar profundidades muy superiores. Solo los bombarderos furtivos B2 Spirit de Estados Unidos disponen de envergadura y potencia para trasladar una o, como máximo, dos GBU-57 en su bodega.
La idea de que EE UU intervenga en el conflicto se vio cimentada este martes por la orden del Pentágono de trasladar más de dos docenas de aviones cisterna a sus bases en Europa. La finalidad de estas aeronaves sería abastecer a los cazas en vuelo hacia Oriente Medio, pero también a un posible B2. Este tipo de bombarderos permanece estacionado en la base aérea de Whiteman, en Misuri, tiene una autonomía de vuelo de 11.000 kilómetros y necesita ser reabastecido en operaciones muy largas.

A Trump le convence que Israel haya eliminado gran parte de las defensas iraníes y disponga del dominio aéreo. Parece atraido por la posibilidad que ahora tiene de eliminar el programa nuclear de la república islámica, que despejaría una amenaza en la región pero también un quebradero de cabeza para Occidente presente desde hace décadas y que ha empeorado con el tiempo. Los informes procedentes de Teherán en el último año no han sido optimistas, yconsideran que el régimen está a semanas de enriquecer uranio como para alimentar una bomba atómica, aunque le quedaría como mínimo un año para fabricarla y tenerla lista.
El problema del presidente son las represalias. Irán apunta ya misiles hacia las bases estadounidenses, según desvelan este miércoles varios periódicos, y una ofensiva podría activar a las milicias afines al régimen en Yemén, Siria e Irak contra las bases americanas, aparte de intensificar los ataques al tráfico marítimo comercial.
Y también está la amenaza nuclear. La Agencia Internacional de Energía Atómica ha advertido que nadie sabe con exactitud hasta qué punto la planta de Fordow ha avanzado en el enriquecimiento de uranio. Si bien los ataques sobre la instalación de Natanz el pasado viernes, apenas causó emisiones muy localizadas y restringidas, una ofensiva sobre Fordow con la GBU-57 podría tener efectos impredecibles.
Entre los republicanos existen opiniones divididas entre quienes, como el histórico senador Lindsey Graham, son partidarios de ayudar a Israel y garantizar la destrucción del programa nuclear iraní, y los que piensan que arrastrar a EE UU a una guerra incierta puede poner incluso a sectores de la derecha contra el Gobierno. Los demócratas han objetado que una iniciativa de este peso no debe ser tomada unilateralmente por Trump y tendría que pasar por la aprobación del Congreso en todo caso.
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