Sánchez eleva a Montero a la vicepresidencia primera y nombra a Carlos Cuerpo ministro de Economía

Hay un tercer afectado por la remodelación, ejecutada de forma exprés y casi el último día de los posibles antes de que Calviño asuma sus nuevas responsabilidades. Es José Luis Escrivá, que a sus competencias como ministro de Transformación Digital suma las de Función Publica, hasta ahora adscritas a Hacienda. El cambio aligera siquiera mínimamente las cargas de Montero y, al mismo tiempo, dota de mayor entidad el departamento del que fuera presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, fichado por Sánchez para el Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos en 2020.

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Escrivá fue relevado hace 38 días del cargo de ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en una decisión que algunos interpretaron como gesto al PNV, dada su reticencias al traspaso de la gestión de la Seguridad Social al País Vasco, una reivindicación histórica de los nacionalistas recogida en el Estatuto de Gernika y siempre postergada. El jefe del Ejecutivo, sin embargo, le mantuvo en el Gobierno en un ministerio de nueva creación, pero solo con una pequeña pare de las atribuciones que hasta la legislatura pasada correspondían a Calviño. Eso hizo que en un primer momento su nombre sonara para Economía, aunque en el entorno del presidente pronto enfriaron esa posibilidad. Ahora, se le incluye en las quinielas como sustituto de Pablo Hernández de Cos en el Banco de España.

En lo económico, Sánchez apuesta claramente por una línea continuista. Nadie esperaba otra cosa, dado lo reciente de la formación del actual Consejo de Ministros, al que incorporó a Calviño tanto para reforzar sus posibilidades de ser elegida por sus colegas europeos como presidenta del BEI como para poder contar con ella en caso de que la apuesta resultara fallida. Aun así, el jefe del Ejecutivo no se decidió de inmediato por Cuerpo, de quien este viernes destacó su «solvencia y honestidad», pese a los atributos que lo acompañan: economista del Estado, buen conocedor de la Administración Pública y con perfil europeo (trabajó como analista en la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea entre 2011 y 2014). De hecho, el presidente barajó durante algunas semanas, según fuentes cercanas, un fichaje externo que finalmente no se ha producido.

El reconocimiento, con el título de vicepresidenta primera, a Montero sí parecía, en cambio, más cantado, aunque algunos en el PSOE especulaban también con la posibilidad de que Sánchez corriera simplemente el escalafón y situara como su número dos a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, muy prestigiada dentro fuera de España.

En su toma de posesión -que como la jura ante el Rey se realizó, en contra de lo que suele ser habitual, este mismo viernes, tras publicar los nombramientos en una edición extraordinaria del BOE- Montero tuvo un gesto hacia a ella y la invitó a subir al estrado para poner en valor la «complicidad» y el «auxilio» que ha caracterizado estos años el trabajo de «las mujeres del área económica» del Gobierno. Le faltó añadir el adjetivo 'socialista', porque resultó obvio que en el paquete no incluía a la vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y líder de Sumar, Yolanda Díaz, con la que, especialmente, Calviño, representante de posiciones económicas mucho más ortodoxas, ha tenido múltiples encontronazos hasta el último momento.

Montero, una persona de trato siempre afable, se ha convertido, desde que llegó al Gobierno en 2018 - proveniente del Ejecutivo de Andalucía- , en una pieza indispensable para su funcionamiento, solo equiparable al también 'súperministro' de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Ambos han sido artífices de buena parte de los acuerdos alcanzados por Sánchez con otros grupos políticos y con el socio minoritario de la coalición progresista, tanto para la investidura como para el desarrollo de la anterior legislatura. Y a ambos el presidente les ha ido adjudicando de forma progresiva mayores responsabilidades. Ella tildó este viernes de «regalo» la vicepresidencia e ironizó con las similitudes entre sus tareas y la primera expedición al Polo Sur. «Ni siquiera en el cartel del anuncio se les garantizaba volver con vida pero sí una aventura intensa con el don más importante que una persona puede tener, el servicio público», dijo.

El jefe del Ejecutivo la ha descargado de la responsabilidad de presidir la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, que pilotará, en un peculiar equilibrio, Cuerpo. Pero, en un mandato marcado por la dependencia de unos socios independentistas y nacionalistas que ven esta la mejor ocasión de lograr sus demandas, desde el referéndum de autodeterminación a un pacto fiscal para Cataluña, y con el PP en pie de guerra desde las doce comunidades en las que gobierna, la capacidad de diálogo de la política andaluza será clave. Uno de sus principales retos: lograr cerrar la reforma de la financiación autonómica pendiente desde 2014.