

Sánchez sale al paso de las especulaciones «decidido» a intentar la reelección en 2027
El presidente asegura que volverá a ser el candidato del PSOE pese a asumir que tiene difícil ganar
Pedro Sánchez no solo está «decidido» a seguir adelante con la legislatura tras el duro golpe que ha supuesto para la credibilidad del Gobierno el ... descubrimiento de que el ya exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, era –según apuntan las investigaciones de la UCO incluidas en el sumario del 'caso Delorme'– el cabecilla de la trama de amaños en la licitación de obras públicas en la que hasta hace apenas dos semanas estaban imputados su antecesor orgánico, el exministro de Transportes José Luis Ábalos y su hombre para todo, Koldo García. Pedro Sánchez tiene la intención firme de volver a ser el candidato del PSOE en las proximas elecciones generales, que ayer, de nuevo, situó en 2027.
En plena convulsión de su partido por un escándalo cuyo alcance aún nadie se atreve a perimetrar y tras una reunión con Salvador Illa que aireó las especulaciones, el presidente del Gobierno dejó claro desde La Haya – donde protagonizó un choque indirecto con Donald Trump por el gasto en defensa – que no tiene la más mínima intención de dar un paso al lado y ceder el testigo a otro candidato, como hizo José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, aunque no tenga, ni mucho menos, todas consigo de poder ganar o lograr un resultado que le permita continuar en Moncloa.
Sánchez ya justificó hace dos semanas su rechazo a llamar a los españoles a las urnas con el argumento de que sería una «irresponsabilidad» entregar «las riendas» del país al PP y Vox; un reconocimiento de que no cree atesorar en estos momentos suficiente apoyo social. Ayer, a una pregunta sobre la revisión del acuerdo firmado en la cumbre de la OTAN, prevista para 2029, replicó con tono irónico: «Yo le agradezco que me haga esa pregunta porque me da ánimo pensar que a lo mejor continúo siendo presidente del Gobierno. Bueno, ya veremos, eso serán los españoles los que lo decidan».
Hay, ciertamente, una diferencia entre el Zapatero de 2011 y el actual jefe del Ejecutivo . En la crisis financiera fueron los propios barones del PSOE los que pesionaron a su entonces líder para que se apartara. Hoy, pese a que algunos puedan creer íntimamente que sería lo mejor para todos que Sánchez entregue el testigo y existe cierto consenso en que su respuesta al trance en el que se encuentran se haya quedado corta –a la espera de lo que pueda anunciar en el comité federal del próximo 5 de julio– no hay una rebelión orgánica de ese calibre.
«Destruidos a martillazos»
Ayer, Sánchez adujo que su Gobierno sigue cosechando «éxitos» que hacen que gobernar «merezca la pena» pese a «todos los ataques» de los que dice ser víctima por parte de la derecha y la ultraderecha. Y aludió expresamente a su batalla en la OTAN para descolgar a España del compromiso de aumentar el gasto en defensa hasta el 5% en una década; una batalla que ya ha valido a España la amenaza de represalias comerciales de Trump a las que, en todo caso, fuentes gubernamentales restan relevancia y minimizan con el argumento de que la negociación comercial es con el conjunto de la UE.
El presidente insistió además en que la corrupción en su partido le «abochorna», pero esgrimió que lo que le legitima para no agachar la cabeza es una respuesta que contrapuso a la dada por el PP a escándalos como la 'Gürtel'. «Hemos sido implacables, hemos respondido y ojalá otros partidos hicieran lo propio. La UCO entró en la sede del PSOE y grabó un dispositivo.En otras lo que encontró fueron ordenadores –acusó– destruidos a martillazos».
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