Una compañera cercana, discreta y con una forma única de estar presente
Marisol Ochoa y Raquel González
Jueves, 11 de septiembre 2025, 02:00
Ni en la peor de nuestras pesadillas cabría el escribir el obituario de nuestra querida Rosa, compañera, amiga, confidente, cómplice. Las palabras que le ... podamos dedicar no le harán justicia. No hace falta insistir en la grandísima profesional que fue, tanto en su desempeño como enfermera, desde sus inicios hasta la dirección de enfermería del Hospital de Laredo, como en su vocación de cuidar a todos. Formábamos un gran equipo, con nuestras reuniones diarias, donde compartíamos no solo asuntos del día a día, sino donde se forjó una amistad a prueba de cualquier eventualidad, salvo esta.
Son tantos años a su lado, tantos recuerdos... Tenía una enorme valía profesional, pero mucho mayor era su dimensión como ser humano. Rosa era una mujer cercana, sencilla, discreta, familiar, siempre dispuesta a escuchar a los demás y tender una mano a todo aquel que lo necesitara. No le hacían falta grandes gestos para demostrar cuánto se preocupaba por los demás, porque lo transmitía en lo cotidiano, en los detalles, en esa forma tan única de estar presente.
Hoy nos sentimos desoladas. Nuestra mesa de tres patas se ha quedado coja porque nos han arrancado la que equilibraba todo. Todavía, cuando pasamos por su despacho, sentimos el impulso de entrar para ver si todo ha sido un mal sueño, esperando escuchar su voz, su recibimiento siempre afectuoso, con una sonrisa, con una palabra cariñosa. A pesar de la inmensa tristeza, en los momentos en que aparcamos el llanto, nos quedan muchos sentimientos que nos arrancan una sonrisa: la profunda gratitud porque tuvimos la fortuna de haber trabajado con ella, la alegría de haber compartido todo tipo de experiencias, el hacernos sentir importantes porque compartía con nosotras lo que no podía compartir con nadie, en definitiva, nos sentimos muy afortunadas por el tiempo que nos ha regalado, por el simple hecho de haberla conocido y haber tenido el privilegio de que nos considerara sus amigas.
Pero no nos podemos dejar vencer por la tristeza. Ella no nos dejaría. Tenemos que tirar hacia adelante con su equipo, para que 'su' hospital esté siempre a la altura de lo que ella fue. Nos toca, a los que quedamos, mantener viva su memoria, y que allá dónde se encuentre se sienta orgullosa de su equipo, al que siempre quiso y apoyó.
También queremos acompañar con todo nuestro cariño a toda su familia en este momento tan difícil y tan doloroso, que sepan que siempre estaremos ahí para todo aquello que necesiten. Sabemos, Rosa, que querrías que cuidáramos de ellos y lo haremos. Descansa en paz, querida amiga. Tu recuerdo seguirá vivo en nuestras conversaciones, en nuestras risas, en nuestras historias y sobre todo en nuestros corazones. Siempre serás parte de todos nosotros.
Marisol Ochoa y Raquel González son supervisoras de área de Enfermería del Hospital de Laredo.
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