José Ramón Cospedal, marino mercante y amigo excepcional
Javier Mora Cospedal
Miércoles, 17 de septiembre 2025, 02:00
Como ya escribí cuando se fueron Pedro, Nando y Nachín, ahora vuelvo a traer aquí, por la muerte de mi amigo y primo José Ramón ... Cospedal, los recuerdos vividos en nuestra calle de Castelar, donde crecimos y aprendimos a valorar la amistad y la generosidad, y cuyos valores han destacado en José Ramón.
Cultivó la amistad como una relación de hermandad que se caracterizó por la admiración recíproca en la que se conjugaron cualidades como la confianza, la lealtad, la honestidad, la compasión, la solidaridad, el compromiso, la empatía recíproca, la ternura y, sobre todo, la alegría de vivir. En Castelar nació todo.
Para José, su primera preocupación era mantener las constantes de la amistad. Pero es que, además, en José Ramón brillaba por encima de todo la generosidad, que sin duda le vino dada por su condición de marino, y quiero, por ello, recordar aquí al Chispi amigo, marino y docente a cargo de jóvenes y no tan jóvenes en la Escuela Náutico-Pesquera; hombres de la mar que siempre recordaran al Chispi profesor.
Quiero destacar estos valores que Chispi compartió con sus mejores amigos y no quiero dejar de recordar a Fernando Torrontegui, quien, junto con Julio González, Roberto Cuervas y Rosa, estaban dispuestos a dar hasta la vida por él. Julio, Roberto y Rosa le han seguido acompañando en la larga enfermedad que le ha llevado a la muerte; acompañando y ayudando a Pilar y a sus hijos, Álvaro y Sofía, a quienes esta familia guardará eterna gratitud.
José Ramón ya no está con nosotros, pero sí creo que está con su padre y con su madre, con Ana, y, desde allí, va a seguir cuidando de Pilar, de Álvaro, de Sofía y de sus nietos, de su hermana Bego y de todos los sobrinos, que no solo te quisieron, sino que también te admiraron.
Termino recordando que el mar fue leitmotiv de su vida. Tú te pareces al mar: has superado olas y tempestades, bien lo sé, y de todo ello has salido airoso.
Acabo con un verso de Rafael Alberti, de su 'Marinero en Tierra' que va especialmente dedicado a ti:
«Te fuiste, marinerito, / en una noche lunada, / ¡tan alegre, tan bonito, / cantando, a la mar salada! / ¡Qué humilde estaba la mar! / ¡Él como la gobernaba! / Tan dulce era su cantar, / que el aire se enajenaba. / Cinco delfines remeros / su barca le cortejaban. / Dos ángeles marineros, /invisibles, la guiaban».
Va por ti, Chispi, te seguiremos queriendo.
Javier Mora Cospedal firma este texto en su nombre y en el de sus amigos Juan Pablo, Luisón, Luis, Ito, José y Pancho.
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