Lucía Morante, una mujer adelantada a su tiempo, valiente y recia
Fue una mujer fuerte, valiente, adelantada al tiempo que le tocó vivir y, sobre todo, una profunda creyente, el sustento que le ayudó a hacer ... frente a las duras pruebas que le puso la vida. Como la mujer definida en los Proverbios, fue «mujer valiente, trabajadora, sabia y temerosa de Dios, superando a muchas otras». Lucia Morante Expósito, 'Luci', había nacido hace 96 años en Sierrapando, donde su padre, Algimiro Morante, que había trabajado en el Ferrocarril del Norte, en La Lechera y en el Teatro Principal, y su madre, Rogelia Expósito, formaron una familia integrada por sus cuatro hijas: Lucía, Rogelia 'Roger', Cándida 'Candi', Josefina 'Fina' y María, quienes con el tiempo, llegarían a ser referentes en Torrelavega.
En 1956, Luci se casó en la Iglesia Vieja con Basilio Gómez Zabala, empleado de Sniace, en una ceremonia oficiada por don Amable Pelayo, actuando como padrinos sus cuñados Serapio Herreros y Carolina Gómez. El matrimonio tuvo tres hijas: Carolina, Blanca Rosa y Ana María. El primer golpe que le dio la vida fue la muerte en un trágico accidente de automóvil de su hija Carolina, a los 21 años de edad. No mucho tiempo después tuvo que vivir el fallecimiento de su esposo a los 60 años, segunda prueba que tuvo que encarar esta mujer valerosa que se quedó al frente de la familia. En 2017 una enfermedad se llevó a la pequeña, Ana, a los 54 años, quedando con el fiel apoyo de su única hija, Blanca Rosa, quien la asistió y cuidó con extremado cariño hasta el último minuto de su vida.
Lucía, como sus hermanas, siempre trabajó. Roger y su cuñado José Girao 'El Francés' abrieron en los años 60 la primera autoescuela que hubo en Torrelavega un negocio entonces pionero gestionado, además, por mujeres. Roger era la profesora de los futuros conductores -la primer mujer en este oficio en España- y Luci se encargaba de toda la gestión administrativa, ambas, hasta su jubilación. En una familia en la que las mujeres siempre han sido referentes, Luci apoyó a su hija en su carrera política. Blanca Rosa había estudiado Magisterio pero muy pronto se integró en el Partido Socialista Obrero Español, primero como concejal, después como primer teniente de alcalde, y finalmente, 1994 como la primera mujer alcaldesa de Cantabria.
Lucía fue una mujer independiente, buena y fiel lectora de nuestro periódico, amante de la música, la literatura y el teatro y muy a atenta al devenir de la ciudad y de su país. Dialogante, y con equilibradas opiniones, gustaba de participar en las tertulias apoyándose en una memoria privilegiada; siempre elegante en el fondo y en las formas. Ya en la Casa del Padre seguirá cuidando a los suyos.
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