Contenido digital: la calidad importa
Hubo un tiempo, en el medievo, en el que solo los monjes tenían acceso a los libros prohibidos. Existió más tarde el 'Index Librorum Prohibitorum', ... una lista en la que la Iglesia católica censuraba libros de Marcial, Ovidio, Terencio, Maquiavelo e incluso el anónimo 'El Lazarillo de Tormes'. Ese índice estuvo vigente de 1560 a 1966 nada menos.
El conocimiento del pueblo se modulaba con la predicación en púlpitos y lo que se enseñaba estaba en vidrieras, esculturas y cuadros de las iglesias. Con la invención de la imprenta los tiempos cambiaron hasta tal punto que parte de la iglesia 'protestó' y se rompió el cristianismo.
Siglos después, la libertad de prensa y las grandes rotativas del siglo XIX y XX democratizaron el acceso a la información y el conocimiento. Las democracias modernas no existirían sin la prensa. Surgió un 'Cuarto Poder' que en la actualidad flojea, pero sigue existiendo.
En las universidades, en la academia, la ciencia, la filosofía y la cultura, lo que vale son las publicaciones científicas en un 'sesudo' formato cuya repercusión se mide con un complejo entramado de citas que, una vez conocido, se puede falsear. Curiosamente, en pleno siglo XXI sigue teniendo vital importancia para méritos académicos la publicación tardía de 'papers' en un formato tipo ladrillo, de comprensión oscura y que a menudo ni se lee pero, eso sí, se acompañan de listas apabullantes de bibliografía.
Entre todo ese conocimiento escrito, donde hay verdaderamente 'de todo', hay textos de gran calidad y se encuentran verdaderas joyas que, por no tener una comunicación más clara y accesible en formato digital, no tienen una repercusión verdadera que merecen.
Por fortuna, hay periodistas, profesionales de la comunicación, especializados en asuntos tecnológicos y científicos, capaces extraer oro de esas fuentes y de explicar muy bien tanto la información como el contexto y su análisis.
La mayoría de la gente, casi por no decir 'toda', nos informamos a través de un batiburrillo de titulares que llegan por WhatsApp y redes sociales donde hay frases deformadas. Hay titulares de medios de comunicación de acceso gratuito que están diseñados, más que para informar, para atraer y retener a usuarios en las webs (el famoso 'clickbait', es decir el anzuelo de clicks).
Y cuando se duda de algo, se busca en internet, con el móvil en el 90% de los casos y el buscador nos ofrece un resumen de la respuesta que no nos obliga a entrar en las fuentes originales para sopesar la veracidad y fiabilidad de estas. Esos resultados automáticos resumidos por los buscadores se obtienen, con gran probabilidad, de la Wikipedia y de las webs que más tráfico generan, es decir en muchas ocasiones las de mayor 'clickbait'.
Esta situación, con la nueva IA generativa de crecimiento exponencial, sucede mucho más y además con mayor profundidad y complejidad.
Wikipedia es una enciclopedia online, de acceso libre, colaborativa y multilingüe creada en 2001 que se ha convertido en la enciclopedia más grande y popular del mundo. Su nivel de calidad, medida en comparativas científicas con otras grandes enciclopedias es equivalente, e incluso mejor en algunos campos.
Pero su carácter colaborativo, abierta a cualquier editor del mundo en distintos idiomas, tiene sus contrapartidas. En mi opinión, es muy irregular en lo que a la presencia y la calidad de los artículos se refiere. Puedo contar que yo he sufrido unas experiencias 'interesantes' intentando actualizar y crear artículos en las ediciones en español y en inglés sobre entidades oficiales de España. En mi intento inicial un joven editor desde la Patagonia me cuestionó y un bibliotecario borró mis ediciones: me ha sucedido, de modo literal. Tras varios intentos logré que unos contenidos fiables permanezcan estables.
Wikipedia, con ser importante, no es una fuente primaria, es más, así lo recuerdan de forma reiterada los administradores y bibliotecarios de ésta. Deben existir contenidos de fuentes primarias fiables, accesibles preferentemente en formato digital para que cualquiera pueda contrastarlas, refutarlas o cambiarlas. Hace unos meses se lamentaba un articulista en este diario de las 'Sombras sobre Wikipedia'. Me parece más positiva la acción de la Fundación Banco Santander que en 2022 organizó una 'editanona' que consistió en organizarse para mejorar en Wikipedia los contenidos sobre Cantabria, según contó aquí Rosa M. Ruiz.
Aquí tenemos un gran dilema, porque hay aprovechados, piratas diría yo, que no respetan los derechos intelectuales y comerciales de los contenidos y los replican sin citar ni enlazar a la fuente original. El equilibrio entre hacer viable la economía de los editores de contenido con la difusión de buenos contenidos no tarea sencilla, si yo tuviera la fórmula perfecta la pondría en marcha.
Pero eso no me impide señalar un problema serio que tenemos que corregir: si los contenidos digitales accesibles no tienen calidad, estaremos construyendo una sociedad débil y con un futuro incierto. Hago un llamamiento a los responsables de contenidos de calidad: hagan el esfuerzo de visualizarlos mejor en el mundo digital.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión