V oy a tratar de explicar la cuadratura del círculo político de este nuestro país. Imaginemos un diagrama, como si fuera el símbolo de la ... suma, con cuatro cuadrantes, arriba y abajo e izquierda y derecha. Arriba están los partidos supuestamente unionistas y abajo están los supuestamente independentistas; a la izquierda los llamados de izquierda, supuestamente progresistas y a la derecha los llamados de derecha, supuestamente conservadores. 'Supuestamente' porque no hay nada puro en todo esto, marcado por los intereses y la imagen que se quiere transmitir a los votantes en cada momento. En este cuadrante imaginario, en la parte de arriba a la izquierda en la zona más baja, en el extremo izquierdo, estaría Sumar y en la zona superior, un poco más centrado, estaría el PSOE. En el cuadrante derecho, en esa misma posición centrada, estaría el PP y más arriba, más a la derecha, VOX. En el cuadrante izquierdo inferior, de mayor a menor extremismo, tendríamos a Bildu, ERC y BNG y, finalmente, en el cuadrante inferior de la derecha estarían Junts y PNV.
Si imaginamos este mapa, tal y como yo lo estoy visualizando, responde bastante bien a cómo cada uno de los partidos se han ido posicionando, pero con una paradoja añadida y es la de que, supuestamente, siendo España un país de centro, en este mapa que yo he dibujado y que estoy viendo en este momento, el centro del mapa aparece vacío, es decir, todos los partidos se han desplazado a posiciones extremistas y han abandonado ese centro neurálgico que, en realidad, hemos perdido todos.
Finalmente, añadir el absurdo de encasillarnos a todos, a ti, a mí, a todos, en unas posiciones que no son ciertas y de las que en muchos casos nos hemos dejado llevar, simplemente, para manifestar o reafirmar nuestras posiciones y eso nos ha llevado a los extremos. En este mismo sentido, esa idea anacrónica, al menos para mí, de la izquierda y de la derecha, que debiera seguir en la Francia de Luis XVI pero no en los tiempos actuales, lo cambiaría por dos visiones diferentes de la vida. En sus extremos tendría a unas personas insatisfechos con sus trabajos y que lo que quieren es que con los impuestos de otros cubrir sus propias necesidades y, en el otro lado, aquellos que han arriesgado y han apostado por empleos o proyectos empresariales de mayor valor y por tanto mayor riesgo y que quieren proteger la riqueza generada y justamente ganada. Dicho esto sin olvidarme nunca de que los impuestos debieran ser para proteger a los más necesitados no a los que menos quieren hacer, redistribuyendo una riqueza que alguien se tiene que encargar de generar.
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