El primer anuario local
Pedro García Diego, natural de Espinosa de los Monteros y residente en Santander durante muchísimos años, compuso a solas y sin ayuda –lo que tiene ... bemoles en tiempos en que se escribía a mano y lo escrito se pasaba a cajas– el primer anuario publicado en estos lares: 'Guía Manual de Santander, para el año 1793'.
Encomiable trabajo que realizó, plana a plana y con ejemplar aplicación, en las horas libres que le dejaba su principal ocupación (oficial mayor de la Administración General de Aduanas de Santander y diputado del común en el Ayuntamiento). La mención 'Guía' no ha de mover a equívoco. Su condición de anuario es evidente, ya por el año que en portada incluye. Su ilustrado autor concibió la obra para dar anual cuenta pública del comercio de Santander y el movimiento del puerto, en «el año sexto del reynado de nuestro católico monarca don Carlos IV (que Dios prospere)». Año que arranca en miércoles y concluye en martes, en el cual «habrá cuatro eclipses, dos de sol y dos de luna», con infinidad de curiosidades que PGD desgrana en el cuerpo de su minutado trabajo, tan ateniente a lo divino como de lo humano. Nada de la ciudad y alrededores le es ajeno. Obispado, iglesias, conventos, alcaldías, cuarteles, escuelas, médicos, juzgados, fábricas, letrados, armadores, embarcaciones... En fin, cuanto cabe hallar en un Anuario. Información a mantas, datos a porrillo, en 152 páginas, a una sola columna, en cuarto menor.
El Anuario de El Diario Montañés, con treinta y siete números publicados que ocupan metro y pico en mi incesante biblioteca de títulos cántabros, tiene en la obra de García Diego un antecedente que tarde o temprano habrá que recordar como es debido. Con la entrega de una reproducción facsimilar de aquella obra, junto con la venidera trigésimo octava edición del Anuario, se rendiría justicia a tan notable antecedente.
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