Vamos a contar mentiras

«¡Con cuánto placer cogería una sandía del montón y me comería una tajada!», guasapea uno de un partido político a su correspondiente. Se hace público el guasapeo. Y hete aquí que el voceras del partido que se da por aludido va y dice que el contrario ha hecho correr la especie de que «le complacería un montón que su jefe de filas acabara a tajadas como una sandía».

En el país de la mentira institucionalizada fama es que quien dice la verdad miente. Lo que uno asegura que es blanco, el contrario mantiene que es tinto. Y así nos va, que si a los políticos que mienten más que hablan les cosieran la boca mentirían por señas. «Me encontré con un ciruelo cargadito de manzanas, tranlarán. Comencé a tirarle piedras y caían avellanas, tranlarán». Sabiduría pasiega: «Quien en mentira es cogido, en verdades no es creído». Allá por febrero, se presentó en La Vorágine de Santander el número 12 de la publicación feminista 'La Madeja', dedicada a las 'Mentiras'. Quienes son almacén de mentiras no asistieron. ¡Para qué si se las saben todas! En La Cigaleña le pregunta un foráneo a un nativo: «Oyes, ¿cómo se dice mentiroso en cántabro?». Respuesta: «Un trápala que siempre cuenta la verdad».