¿Aprenderá Europa la lección?
Esperemos que esta vez, por fin, seamos capaces de sacar las pertinentes conclusiones y adoptar las medidas que nos permitan afrontar con éxito las crisis futuras
La crisis energética, con subidas desbocadas de los precios del gas, la electricidad y los carburantes, con sus derivadas de inflación y reducción del crecimiento ... económico, consecuencia de la guerra desatada por Rusia con la invasion de Ucrania, ha puesto de manifiesto las carencias de la Unión Europea en materias tan fundamentales como el petróleo o el gas, al depender muchos de sus integrantes, algunos tan importantes como Alemania, de terceros países, ajenos en muchos casos a nuestros valores y modelo democrático.
Ya con anterioridad, con motivo de la pandemia de coronavirus, quedó al descubierto el total abandono que habíamos hecho en nuestro sistema productivo de la fabricación de muchos elementos básicos de nuestra economía, desde lo más elemental y sencillo de producir, como eran unas simples mascarillas, hasta productos industriales más complejos pero de uso imprescindible y masivo en otros procesos productivos, al haber dejado, en su totalidad, su fabricación en manos de países de menor desarrollo y por ello de menores costos. ¿Hemos aprendido algo de aquella situación? Me temo que no, pues es muy probable que ahora, una vez más, en vez de montar en España, y en el resto de Europa, las fábricas que posibiliten obtener por nosotros mismos sino la totalidad de tales productos si una parte importante de los mismos -lo que permitiría, en caso de otra crisis, incrementar rápidamente su fabricación- volvamos a las andadas y dejemos nuevamente su producción total en manos de terceros y ello sin considerar aspectos tan importantes como es la incidencia que su instalación en España tendría en el empleo y, por ello, en la economía general del país.
No es la primera vez que hemos sufrido crisis como las comentadas pues ya en 1973, con motivo de la llamada guerra del Yom Kippur, los países occidentales que habían apoyado en la misma a Israel sufrieron el embargo del petróleo decretado contra ellos por los países árabes productores del mismo, lo que dió lugar a un fuerte incremento de su precio y, con ello, además de su escasez, una fuerte inflación y un débil crecimiento económico con el correspondiente aumento del desempleo, situación que se prolongó hasta 1980. En España tal crisis se vió agravada por el estado comatoso del final de la dictadura con el asesinato del presidente Carrero Blanco en 1973 y la posterior muerte de Franco a finales de 1975, el terrorismo galopante de ETA y la balbuceante entrada de nuestro país en el régimen de libertades que imperaba en los países europeos de nuestro entorno. La nueva situación política permitió, sin embargo, después de las primeras elecciones democráticas de 1977, realizar el gran acuerdo nacional llamado 'Pactos de la Moncloa' por el que las distintas fuerzas políticas, sindicales y económicas establecieron las bases fundamentales para salir de aquella terrible situación. ¿Aprendimos los españoles la lección? Parece que no, pues ante la actual crisis los diferentes partidos políticos y las fuerzas económicas y sociales, en vez de reunirse a negociar una salida se dedican a reprocharse unos a otros su comportamiento, cuando no a insultarse de manera grosera, tarea en la que el Gobierno, que es quien debiera liderar tales pactos, como hizo en 1977 el Gobierno de UCD presidido por Adolfo Suárez, parece que quiere alcanzar el máximo galardón.
Posteriormente la crisis financiera de 2008, consecuencia de la llamada crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos, generó un cúmulo de problemas a nivel mundial, desde diferentes derrumbes bursátiles hasta una crisis alimentaria global, que dieron lugar a una situación económica cuyos efectos se hicieron notar durante mucho tiempo en los países afectados, entre ellos España y el resto de países europeos. ¿Aprendimos algo de aquella crisis? Da la sensación de que el sistema bancario en general si, aunque dudo mucho que las administraciones afectadas tomaran nota de las medidas a adoptar ante situaciones más o menos análogas.
Dado que, a la vista de la difícil situación en la que nos encontramos, parece que muy poco hemos aprendido de las crisis pasadas, la pregunta lógica que surge es: ¿aprenderá Europa la leccion? Esperemos que esta vez, por fin, seamos capaces de sacar las pertinentes conclusiones y adoptar las medidas que nos permitan afrontar con éxito las crisis de análoga naturaleza que lleguen en el futuro y que nos eviten situaciones tan esperpenticas como es, por ejemplo, que el Puerto de Santander esté lleno de coches que no pueden comercializarse por estar a falta de algunos componentes básicos que dejamos en su día de fabricar en España y que ahora tenemos dificultades para traer de los países a los que habíamos dado su producción.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión