'Raves' y lo que no son 'raves'
Es fácil comparar este tipo de fiestas con otras modalidades de ocio que se desarrollaron al mismo tiempo muy cerca de nosotros, y estas sí son legales
Germán Trugeda
Viernes, 5 de septiembre 2025, 07:15
La 'rave' montada en la cantera de Roiz ha tenido un seguimiento informativo exhaustivo por tierra, mar y aire en nuestra comunidad, así como una ... intensa vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad. También, al menos en mi caso, ha sido una invitación a reflexionar sobre el tiempo de ocio entre los jóvenes. Ya sabemos que 'rave' es un término de origen anglosajón que se refiere a fiestas clandestinas no autorizadas donde, durante unos días, se reúnen jóvenes venidos de distintos lugares para escuchar música tecno y, habitualmente, consumir drogas.
Como aspectos positivos, que 'haberlos haylos', podríamos señalar que, al marcharse, lo dejaron todo impoluto. Igualmente, se desarrolla en un espacio alejado de la población, con lo que no causan molestias de ruido o luces a vecinos; y, además, aunque sea público, se guarda una cierta privacidad, pues se desarrolla ajena a la mirada (influencia, admiración, imitación) de personas que no participan. Y aunque pueda resultar absurdo mencionarlo (o no tanto), se gestiona sin ayudas de dinero público ni apoyo de las instituciones.
En cualquier caso, no se tienen noticias de que se produjesen desórdenes o conflictos, o al menos, no han tenido trascendencia, por lo que suponemos que han sido insignificantes o inexistentes. Lo peor: de entrada, la ocupación provisional de un espacio privado sin autorización del propietario; la ausencia de permisos oficiales de obligado cumplimiento en la realización de este tipo de eventos; así mismo, la inexistencia de medidas de seguridad, y, finalmente, el probable consumo (y posible comercio) de estupefacientes.
En ocasiones, algunos organismos promueven precisamente lo contrario de lo que padres y educadores ponemos tanto empeño en inculcar
Vale, muy bien. Pero… no he podido evitar compararlo con otras modalidades de ocio que se desarrollaron al mismo tiempo muy cerca de nosotros, y, estas sí son legales. Por ejemplo, una actividad programada durante las fiestas de Torrelavega, concretamente, la que vino a llamarse 'Patrona en las calles', consistente en colocar distintos escenarios en diferentes calles (5), en las que los DJ`s contratados pinchaban, durante horas, música para la gente allí concentrada. Entre los jóvenes asistentes, era evidente y notorio el consumo de alcohol (al menos) en todas sus variantes, sin restricción alguna (¿todos los que estaban allí con vasos o litronas eran mayores de edad?). En la calle (ilegal). A la vista de todo el mundo. El volumen de la música, como es lógico en estos casos, a tope, con lo que todos los vecinos, quisieran o no, estaban obligados a escucharlo; es decir, una vez más, el derecho a disfrutar de unos pasando por encima del derecho a descansar de otros. Las calles, estrechas en algunos casos, con el escenario en un extremo y el público frente a él, quedaban colapsadas, no tanto para el tráfico (unas eran peatonales), como para el acceso a los portales, o incluso, la posible entrada y salida de otros vehículos como, por ejemplo, ambulancias o bomberos. Sin olvidar la cantidad de basura acumulada (toneladas, sí, toneladas) que más tarde retirarían los servicios de limpieza. Por supuesto, al ser organizado por el Ayuntamiento, contaba con los permisos y autorizaciones pertinentes. Y lógicamente, con unos costes asumidos por el presupuesto municipal.
Visto así, me planteo la duda de cuál de las dos modalidades contiene más aspectos positivos y/o negativos; y si es preferible una a otra, o acaso ninguna.
A ver, todos hemos sido jóvenes, hemos ido a fiestas, hemos bebido, nos hemos divertido. Claro. Es normal. Lo que no me parece normal es que sean los propios organismos estatales quienes propongan un modelo de ocio que tiene como uno de sus elementos fundamentales el consumo indiscriminado de alcohol. Precisamente lo contrario de lo que padres y educadores ponemos tanto empeño en inculcar.
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