En qué maldito momento
Supusimos hace pocas semanas, tras una breve deliberación familiar, que aquello era una buena idea. París siempre lo es, de hecho, y más teniendo el ... destino a nuestro alcance a través de un vuelo de bajo coste. Tuve la fortuna de vivir en la ciudad de la luz hace un par de décadas, haciendo mis primeros pinitos en esto del periodismo y guardo un recuerdo fastuoso de la experiencia, corroborando al pie de la letra las palabras de Hemingway: «Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará, vayas adonde vayas, todo el resto de tu vida, ya que París es una fiesta que nos sigue».
De mis años en la capital francesa, y a pesar de los fugaces retornos que posteriormente he podido arañar, siempre he recordado que todo, desde que ponías un pie en la calle, me parecía extraordinariamente caro. La cesta de la compra se ponía por las nubes en cuanto pisabas la sección de productos frescos y no digamos lo que suponía para el presupuesto mensual cada vez que te planteabas comer o cenar fuera de casa. La cuestión es que pocas semanas atrás he comprobado, con cierto poso de amargo desengaño, que los precios de París me parecen en la actualidad de lo más razonable y que la misma cesta de la compra ya no difiere, en absoluto, a la que tengo que llenar todas las semanas en Cantabria; que comer un menú en el Boulevard Saint Michel viene a costar lo mismo que en Santander y que el mismo croissant que compro los sábados para desayunar en una cadena de panaderías en Cabezón de la Sal cuesta exactamente el doble que una boulangerie parisina. Así que en el avión de vuelta, mientras me comía el segundo croissant, reflexionaba sobre en qué maldito momento a lo largo de estas dos décadas nos la han metido doblada y hemos asumido con total naturalidad un coste de la vida desorbitado, que en absoluto se corresponde con el nivel de renta medio de la región y el resto del país y quién se está llenando los bolsillos con la broma. A este paso me veo yendo a desayunar el croissant todos los sábados a París.
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