Fontaneros y poceras
Tenemos en esta tierra la desgracia de que en la mayoría de las ocasiones en que la región es noticia a nivel nacional, es para ... mal. En estos días se cita en todos los medios a Cantabria, y en particular a Vega de Pas, por ser la referencia de inicio de la carrera política de una militante socialista a la que en los papeles denominan 'fontanera' del citado partido. Y no, parece ser que no era su función el mantenimiento de las cañerías de Ferraz. No alcanzo a entender la razón de vincular a tan digna, eficiente y demandada profesión –llevo quince días esperando a que me vengan a revisar la caldera– con los turbios manejos de la trastienda política. Al parecer, el uso metafórico de esta denominación tiene su origen en el famoso escándalo Watergate, que le costó la presidencia de los Estados Unidos a Richard Nixon. Entre las funciones de estos activistas en la sombra, y a la sombra del poder, se encuentran desde la comunicación estratégica, o los asuntos éticamente complicados, hasta la solución de cualquier problema que pueda afectar a la imagen del partido.
A los fontaneros los relacionamos con aguas limpias, pero el término vinculado a una formación política nos evoca de inmediato las alcantarillas, por las cuales todos sabemos lo que circula. Resultaría por tanto más apropiado –desde el máximo respeto a estos sacrificados profesionales– denominar poceros o poceras a quienes se encargan de tratar con la boñiga política, ya que en origen los poceros eran quienes construían y limpiaban los pozos, pero en la actualidad su principal función es el mantenimiento del alcantarillado. En el caso que nos ocupa tendría todo el sentido, porque al parecer, el objetivo final de la misión de la 'pocera' era tratar de ocultar el fétido olor que desprenden los varios procesos judiciales vinculados al inquilino de La Moncloa, con los efluvios de porquería arrojadiza sobre quienes los investigan. Cuando las alcantarillas se obstruyen, por acumulación de todos los desechos que en ellas confluyen, la solución consiste en inyectar agua limpia a muy alta presión. Necesitamos una riada que se lleve tanta mierda.
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