Retorno albi-reparto
La campaña de las elecciones generales, a diferencia de las muy cercanas regionales y municipales, es menos de «andar por casa». Cobra una entidad decisiva ... el componente nacional, los números uno de cada formación, aspirantes a presidente del Gobierno de España, por encima del perfil de los candidatos locales que se disputan los cinco puestos de diputado y cuatro de senador. A tal punto, que si salimos a la calle, un altísimo porcentaje de votantes no sabría decirnos quiénes van en las listas por Cantabria.
En ese contexto, la polarización PSOE-PP hace que las encuestas anuncien el posible retorno a una situación que fue habitual en nuestra región hasta 2019: el reparto de escaños en el Congreso de los Diputados entre socialistas y populares –tres para uno, dos para otro– con la excepcionalidad del 4-1 para el PP en 2011.
Apuntan los sondeos que los votos del ausente PRC se repartirán casi por igual entre las dos formaciones hegemónicas, y colocan a Vox con muchas posibilidades de quedarse sin su actual diputado, en tanto que Sumar no sumaría. Regreso al bipartidismo en Cantabria, en detrimento de las dos extremas –derecha e izquierda– que luchan a nivel nacional por ser la tercera fuerza, y en ambos casos a la baja.
Como soy de ciencias, siempre he pensado que el origen y desaparición de ambos extremismos siguió y seguirá la tercera ley de Newton: toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto. El auge de Podemos y su llegada al Gobierno potenció a Vox, y la decadencia de ambos, que ya apuntan las encuestas, será paralela. Por obra y gracia del voto útil, del retorno a la moderación y sentido común que suplican millones de españoles, o quizá de la tercera ley de Newton, en Cantabria volveremos al bipartidismo. Retornamos al bi-reparto.
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