Mordidas a Tolstói
Todas las familias se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera, da igual las siglas
Marta San Miguel
Lunes, 16 de junio 2025, 00:00
Cualquier lunes es bueno para recurrir a Tolstói, sobre todo con lo que está dando de sí el informe de la UCO. «Todas las familias ... felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera». El escritor ruso iniciaba así la historia de Anna Karenina, y hoy en día, que contamos y compartimos hasta el color de las toallas de nuestro baño, las gotas de sudor al soltar las mancuernas o la forma de freír un filete imitándonos unos a otros, me pregunto qué de actual tiene ese inicio literario. Al copiar y pegar la estética de nuestro tiempo, el argumentario de nuestras frases o incluso la ropa, parece que tenemos la realidad bajo control, que somos felices de la misma forma. En verdad parecemos calcos. Pero entonces llega la UCO y nos recuerda que, por mucho que nos imitemos, cada uno es imperfecto a su manera.
El pasado viernes, el Congreso de los Diputados celebró una jornada de puertas abiertas para conmemorar el aniversario de las primeras elecciones en España tras la dictadura franquista, el 15 de junio de 1977. Cualquier ciudadano podía entrar, hacer una visita con cita previa, asombrarse de la familia política y lo heredado, como los tiros de Tejero en el techo del Hemiciclo, el Salón de los Pasos Perdidos, sus leyendas. La anfitriona, Francina Armengol, dijo que abrir las puertas del Congreso buscaba fomentar la transparencia y la rendición de cuentas de los representantes públicos. Pero claro, cuando tienes invitados delante, resulta más difícil disimular que las cosas en casa se sostienen de milagro, porque el cumpleaños de la democracia se celebró los días que estallaba la piñata del PSOE.
Sobre el mantel están los restos del banquete, y mientras la UCO lo sacude y nos caen encima las tartas mordidas, me asombra que de nuevo tengamos que esforzarnos para asimilar que el poder para algunos trae consigo estas manchas que no se quitan; que nada de lo que pase en política estará del todo limpio, que heredamos la corrupción de legislatura en legislatura como el que hereda una casa con goteras. Esta vez la familia imperfecta es la del PSOE. Su 'trío calavera' son los artistas invitados en el uso fraudulento del bote común, y por eso pienso en Anna Karenina, en su forma de vivir acorde a sus instintos, a su derecho a ser egoístamente feliz a pesar de los corsés y los límites legales que nos aprietan a todos, sobre todo cuando dice eso de que «el fin de la civilización consiste en convertir todas las cosas en un placer». Seremos infelices a nuestra manera, pero en cuestión de corrupción, el empacho que tenemos de tanto glotón es el mismo, miremos donde miremos.
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