Encallados en el abandono
No puede ser. ¿Dónde está ese Santander que Jorge Sepúlveda decía que era novia del mar, o ese Santander que Chema Puente imaginaba tan marinera? ¿ ... Desde cuándo Santander da la espalda a sus navegantes y a los barcos que nos donaron para honrar la memoria de sus hazañas? ¿Qué canción es esa?
En 1977, un navegante santanderino, Vital Alsar, se propuso homenajear a Francisco de Orellana haciendo la misma ruta que le permitió descubrir el Amazonas. Partió de Guayaquil (Ecuador) con seis balsas, remontando el río Babahoyo. Salvaron a pie los Andes, como hiciera Orellana, hasta llegar a orillas del río Napo, afluente del Amazonas. Allí construyeron tres galeones de madera con las técnicas del siglo XVI y navegaron hasta la desembocadura del gran río. La idea era cruzar el Atlántico para llegar a Santander, pero se toparon con problemas con las autoridades brasileñas. Al final los barcos se retuvieron y meses después se trasladaron a Tampico (México). Vital Alsar no quiso interrumpir aquel proyecto y al año siguiente se lanzó a completar su aventura. El 7 de mayo de 1978 los tres galeones, 'Cantabria', 'Ana de Ayala' y 'Quitus Amazonas', partieron de Tampico rumbo a Santander y arribaron a la ciudad cinco meses después. Vital Alsar donó el galeón 'Cantabria' a la ciudad y el Ayuntamiento de Santander, la Cámara de Comercio y la Diputación Provincial, adquirieron los otros dos para comenzar a dotar de contenido el museo 'El hombre y la mar' en la península de la Magdalena.
El deterioro de los barcos no ha sido un problema que haya surgido de repente. Ni de repente ha brotado el sospechoso interés de arreglarlos justo en el momento en que su lamentable estado parece irreversible. Los galeones que superaron corrientes y malos vientos en ríos y mares han encallado en la desidia y el abandono de las autoridades municipales. Acaso haya alguien que quiere que desaparezcan.
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