El nuevo recinto de Cabárceno
Yo no sé lo que tendrá la aventura, ese tipo de actividad de resultado incierto que presenta riesgos y al que algunos están completamente enganchados. ... Quizás sea el placer del peligro cuando roza nuestra percepción, o la incertidumbre de si vamos a sufrir vaya usted a saber qué desastre, o la vanidad de mostrar imágenes en las redes sociales, o simplemente superar el complejo de ser tipos normales y corrientes. El caso es que el turismo de riesgo tiene cada vez más adeptos, convencidos de que el entretenimiento por excelencia es generar adrenalina.
Algunas de esas actividades de riesgo no son nuevas. La escalada, la espeleología, el buceo o el paracaidismo tienen cierta tradición. Luego llegaron el barranquismo, el rafting, el puenting, el parapente o el 'wingsuit', por citar algunas. Pero la innovación de la locura no tiene límites. Hace unos días, unos visitantes del Parque de la Naturaleza de Cabárceno se introdujeron de forma temeraria en el recinto de los lobos. Es cierto que a veces es complicado observar a los animales del parque debido a la extensa superficie que ocupan, pero eso no puede justificar la osadía de violar su territorio. Supongo que a nadie se le ocurrirá colarse en recintos más delicados: elefantes, tigres, leones, osos, hipopótamos…
El Parque de la Naturaleza de Cabárceno ya deja asombrado a cualquiera. El valor añadido que proporciona a Cantabria es difícil de evaluar, casi tanto como el volumen de críticas que los dirigentes del PSOE y del PRC vertieron al proyecto durante los años en los que Juan Hormaechea lo hizo realidad. Pasados tantos años, este parque sigue acercando la naturaleza mostrando sus animales en un entorno excepcional. Pero le faltaba un recinto para completarlo, el de los grandes ejemplares de la estupidez humana, turistas que convierten su ocio en excusas para desafiar el sentido común y complicar la vida a los demás. Ya han llegado los primeros especímenes.
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