Las 'tierras raras', conocidas como TTRR, son un grupo de 17 elementos esenciales para la fabricación de productos tecnológicos y de defensa. Entre los más ... utilizados se encuentran el neodimio y el praseodimio, fundamentales para la producción de imanes de alto rendimiento empleados en vehículos eléctricos y aerogeneradores. El disprosio y el terbio son cruciales en la creación de motores eléctricos, mientras que el europio y el itrio son necesarios en pantallas de dispositivos electrónicos y tecnologías de iluminación.
Su escasez en la naturaleza y la dificultad de procesado han hecho que su producción esté muy concentrada. China, que domina el 60 % del sector mundial, ha sabido aprovechar su tecnología y su escaso compromiso con la sostenibilidad (ambiental y social) en la extracción y refinamiento de estos materiales. Además, ha impuesto restricciones a su exportación en momentos estratégicos, poniendo en jaque a países como EE UU y, particularmente, a la Unión Europea por su prácticamente total dependencia. En este contexto, Europa busca reducir su vulnerabilidad con el impulso a la explotación de yacimientos propios, como el planteado en Suecia, y el potencial existente en España.
La consecuente creciente demanda de las TTRR ha llevado a varios países a replantearse su estrategia geopolítica. Un caso emblemático es la insistencia de Donald Trump en comprar Groenlandia a Dinamarca. Aunque la idea fue descartada por Copenhague, la motivación de Trump está en la riqueza mineral de la isla, 'tierras raras' incluidas. EE UU busca asegurar un acceso directo a estos materiales y evitar que China siga expandiendo su influencia, también en el Ártico, a través de inversiones en minería.
En paralelo, la guerra en Ucrania está reconfigurando la estrategia de Occidente respecto a estos minerales. Ahora, Trump condiciona la ayuda a Kiev para la paz a una cesión formal del 50% de las reservas ucranianas. Esta situación otorga a Suecia y a España un papel todavía más estratégico. El mercado mundial de TTRR ha crecido de forma significativa en los últimos años. En 2023 se estimó en alrededor de 8.100 millones de dólares y se prevé que alcance los 15.600 millones en 2030.
Europa ha identificado la seguridad de los suministros de materias primas críticas como un pilar fundamental para su autonomía estratégica. La UE publicó en 2024 el Reglamento de Materias Críticas y Estratégicas (CRMA), que busca fomentar la explotación sostenible de yacimientos comunitarios y fortalecer alianzas con proveedores confiables.
En este marco, el yacimiento sueco ha despertado un gran interés. Se estima que alberga más de un millón de toneladas (t) de óxidos de TTRR, lo que representa la mayor reserva conocida en Europa. Este hallazgo es clave para reducir la dependencia de proveedores externos y asegurar el suministro necesario para la industria tecnológica y la transición energética de la UE. El desarrollo de este yacimiento se enfrenta a desafíos. La producción de los óxidos de TTRR es un proceso complejo y costoso y los permisos para la explotación minera en la UE pueden tardar años en obtenerse, lo que retrasa su potencial aprovechamiento. Aun así, representa una oportunidad única para reducir la dependencia europea en un sector estratégico clave.
España también cuenta con un considerable potencial en la extracción de TTRR. En la región del Campo de Montiel (Ciudad Real), se ha identificado y evaluado un yacimiento con alta concentración, concretamente en neodimio, praseodimio y lantano. Este depósito podría jugar un papel relevante en la estrategia de la UE, dada su simplicidad en la extracción (es una gravera y no necesita utilizar explosivos) y su mínimo impacto ambiental. Solo precisa extraerse el 5% del material excavado, quedando el otro 95% en su sitio. De esta forma, se culmina una restauración completa del espacio afectado de manera continuada, lo que garantiza un impacto casi nulo sobre la biodiversidad, el agua y el paisaje. El proyecto está hoy frenado por protestas sociales, orquestadas, financiadas y dirigidas por intereses espurios, seguramente relacionados con la afectación al actual suministro (importadores) de la UE. El desarrollo de este depósito podría producir unas 2.100 t/ año. Con un valor promedio de 50.000 a 70.000 euros/ t, la facturación potencial de España podría situarse entre 100 y 150 millones de dólares/ año.
Invertir en innovación para crear tecnologías de proceso más baratas, dentro de una economía circular, e impulsar el reciclaje de estos elementos a partir de equipos desechados (aerogeneradores, electrónica...) son también estrategias clave para minimizar el impacto ambiental y garantizar un suministro seguro.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.