Tras los pasos de Carlos I y V de Alemania
El rey Carlos I de España y V de Alemania hizo un viaje por el norte de España, de Asturias a Valladolid, pasando por diferentes puntos cuyo patrimonio merece una visita
Pilar G. Ruiz
Sábado, 20 de diciembre 2014, 09:31
Carlos I de España y V de Alemania en 1517 recorrió el norte de España en un viaje que le llevó hasta la capital vallisoletana, donde fue proclamado Católica Majestad en febrero de 1518.
Para conmemorar su V Centenario, los Ayuntamientos de San Vicente de la Barquera (Cantabria), Villaviciosa (Asturias), Aguilar de Campoo (Palencia) y Valladolid pondrán en marcha una red que promocionará los municipios por los que el monarca hizo su ruta.
Treceño, Cabezón de la Sal, Cabuérniga, Los Tojos o Reinosa. en Cantabria fueron algunos de esos lugares. Colunga, Ribadesella, Llanes y Colombres en Asturias; Herrera de Pisuerga, Revenga de Campos, Becerril de Campos y Ampudia ya en Palencia; y Villanubla, Tordesillas, Mojados y Laguna de Duero, en Valladolid.
El desembarco pejino
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Si hay un lugar en Cantabria donde Carlos I tiene protagonismo es, sin duda, Laredo. Cada año, miles de personas acuden a la fiesta que recrea el desembarco del rey de camino al monasterio de Yuste, donde se retiró.
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Fidelidad a los usos y costumbres de la época respresentada por los vecinos del municipio, que se vuelcan en este acontecimiento histórico.
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Mercaderes, artesanos, nobles y plebeyos, llegados de todos los puntos del "Reino", se aprestan a dispensar una multitudinaria bienvenida a un monarca que ansiaba tomar tierra para reponerse de tan azaroso viaje. Un desembarco que se repite cada año.
Carlos de Gante llegó junto a su flota procedente de Flandes el 19 de septiembre de 1517 al puerto de Tazones, localidad hoy perteneciente al municipio asturiano de Villaviciosa.
Desde allí inició un recorrido por diversos municipios asturianos y cántabros antes de emprender la marcha hacia la meseta con intención de visitar en Tordesillas a su madre, la reina Juana I de Castilla, y, posteriormente a Valladolid.
Un camino real plagado de lugares que merece la pena visitar, como un rey o reina.
Tazones
En la región de Villaviciosa se encuentra el pequeño pueblo de Tazones, que con sus apenas 300 habitantes, se convierte en un enclave pintoresco y acogedor. Dicen que toma su nombre, precisamente, de los tazones de leche que los lugareños ofrecieron en 1517 a Carlos I, cuando esté llegó a este destino en su ruta.
Las coloridas viviendas se encuentran a ras de puerto, a donde llegan, además de bravas olas, deliciosos pescados que comer en alguno de los restaurantes de la zona, caseros y de trato amable.
Un paseo corto permitirá al viajero hacer parada en la curiosa Casa de las Conchas o bien acercarse a ver los restos de huellas del dinosaurios
San Vicente de la Barquera
El municipio barquereño fue una de las escalas realizadas por Carlos I.
San Vicente guarda su sabor añejo, y entre buenos pescados y mariscos, gastronomía tradicional y de vanguardia, es posible viajar al pasado.
Pasear por las calles de la Puebla Vieja o acercarse a la Iglesia de Santa María de los Ángeles. Todos los pasos bajo la atenta mirada del castillo que lleva el mismo nombre que la villa y que corona desde lo alto las dos lenguas de agua que rodean el pueblo.
Aguilar de Campoo
El frío invernal no es inconveniente para admirar el legado de tiempos vestustos con que cuenta el municipio palentino.
Forma parte del Camino del Norte y es posible viajar al pasado y sentirse parte de la corte real de Carlos I, visitando lugares como el Monasterio de Santa María la Real, hoy centro de estudios del Románico.
Otro monasterio, el de Santa Clara o la colegiata de San Miguel, miran hacia lo alto, donde se encuentra el castillo medieval, protegido de incursiones en la cima de una loma.
Valladolid
A la capital vallisoletana Carlos I de España arribó el 18 de noviembre de 1517 y permaneció alojado en las casas que pertenecían al secretario de Estado Francisco de los Cobos que posteriormente se convirtieron en el Palacio Real.
Allí, nació el príncipe Juan, que fallecería siendo un bebé; así como, años después, su nieto Carlos de Austria -hijo de Felipe II- y también los hijos de su también nieto Felipe III, que estableció aquí la Corte en 1601, Ana de Austria y Felipe IV.
La ciudad cuenta con un importante patrimonio arquitectónico que puede visitarse. Entre los lugares típicos en los que hacer una parada se encuentra el Castillo de la Mota, la catedral, el Convento de Pimentel, la Plaza de San Pablo y su imponente iglesia o el castillo de Peñafiel coronando la zona.
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