«Ampuero es una responsabilidad, pero sé que la feria va a salir bien»
Tras irrumpir en Cantabria el gaditano, que gestiona cerca de 30 pueblos, organizará este año el ciclo taurino de la localidad del Asón
Francisco Javier Chacón (Arcos de la Frontera, 1971) ya se ha ganado un hueco en el corazón de la Cantabria taurina tras sus festejos en ... Requejo, Sarón o Pisueña. Ahora, afronta una responsabilidad en Ampuero.
–¿Cuáles son sus orígenes taurinos?
–Yo soy gaditano, nací en el año 71 e iba con mi padre a los toros siempre. Llegué a Vitoria con doce años y me apunté a la escuela de tauromaquia, debuté a los dieciséis años como novillero y me retiré en el año 2000 en Vitoria en una novillada con Sebastián Castella y Javier Castaño. Fui novillero durante bastantes años, pero me di cuenta que el toreo era muy complicado aunque había conseguido salir a hombros en Bilbao, Vitoria o Logroño. Era un novillero muy alegre que ponía banderillas, pero me di cuenta que iba siempre a los mismos pueblos y que yo no tenía salida. En el año 2000 abrí una empresa taurina y hasta el día de hoy.
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–Curiosamente el salto lo da cuando llega de una tierra muy taurina como es Cádiz a una menos taurina como es el País Vasco.
–Es sorprendente, pero cuando llegué a Vitoria en el colegio había dos niños a los que les gustaban mucho los toros, a mí ya me gustaban desde que nací prácticamente. Iba a una escuela taurina que no estaba legalizada, que era simplemente un grupo de aficionados junto con una peña taurina, íbamos a entrenar los domingos y yo me hice amigo de estos dos niños, jugábamos al toro en el colegio. Por las tardes me escapaba a la finca de Santos Serranillo, una persona que muy importante en mi vida, y con él debuté con picadores en Vitoria. Además esa novillada fue suspendida por aviso de bomba en el quinto, con lo cual fue muy nombrado mi debut.
«Fue un impulso, tiramos para adelante y cada día de festejo hubo más de 1.000 personas»
«Me han llamado de ocho pueblos más para hacer festejos, el año que viene puede ser histórico»
–¿Serranillo fue también el que le enseñó los secretos del empresariado taurino?
–Se volcó conmigo y la verdad que me ayudó muchísimo. Fue un empresario de un pueblo de Burgos, de Regumiel de la Sierra, afincado en Vitoria y una persona muy luchadora que terminó siendo empresario de Vitoria durante ocho años. Empezó desde abajo y quizás es uno de los aprendizajes que yo he tenido más importantes, aprendí la humildad, el llevar plazas humildes, el llevar tú el camión, el si hay que montar una plaza portátil se monta. Con él aprendí a llevar todo desde abajo.
–¿Recuerda el primer festejo que organizó?
–Sin duda, no se me va a olvidar nunca. Fue en el año 1999 un 8 de mayo en Orduña una novillada con picadores con el hierro de Sepúlveda de Yeltes donde se cortaron siete orejas y un rabo. Ese año conseguí hacer ya 20 festejos.
–¿Cómo se gestiona un 15 de agosto o un 8 de septiembre con tantos festejos a la vez?
– Es una locura. Se hace con mucha profesionalidad, con mucha seriedad, siendo muy pesado, repitiéndole a la gente 3 o 4 veces las cosas, que tienen que estar en el sitio a la hora, lo que tienen que hacer, lo que no tienen que hacer, durmiendo muy poquito, apenas una hora, llevando una lista de todo, de pagos, de embarques, de animales, de porteros, aparte de diseñar la cartelería, puntos de venta, etc. Intentando no pensar en otra cosa más que en eso en lo que estás.
–Actualmente gestiona unos 30 pueblos
–Sí. la mayoría en Castilla y León. En Burgos llevo todas las plazas excepto Roa de Duero, en Palencia tengo nueve, en Valladolid tengo seis y también en el País Vasco, en La Rioja y ahora he tenido la gran suerte de poder hacer festejos en tres localidades cántabras (Requejo, Sarón y Pisueña) y como colofón Ampuero.
–Cantabria era una tierra casi virgen para usted.
–He colaborado con la Escuela Taurina de Santander a través de la de Palencia en todo lo que he podido. No me había animado a dar el salto en primer lugar porque Ampuero me coincide con bastantes plazas y luego aparte tengo muy buena relación con Tudanca Toros, ellos llevan varios pueblos en Cantabria y no me quería meter. Ahora parece que van a hacer menos festejos y eso me ha animado y he abierto la puerta para entrar.
–El desembarco en Pisueña fue especial
–Pisueña fue un impulso. Fue una llamada de un chico joven que había estado en los festejos de Sarón. Cuando fui a ver el terreno y a ver la localidad, me asusté. Un pueblo pequeño, apenas sin sitio para que el camión entre, con una campa cuesta abajo, con muchos baches... Yo me quería ir de allí, se lo confesé. Al final vi tanta ilusión en aquella gente que tiramos para adelante y la verdad es que me ha sorprendido porque ha habido más de mil personas cada día.
–¿Le han llamado alguna localidad más para hacer festejos?
–De momento ocho pueblos más repartidos por toda la región. Empezaré en octubre o noviembre a reunirme con todos ellos e intentar preparar la campaña del año que viene, que creo que en Cantabria puede ser histórica
–La de Ampuero es una feria más grande y una responsabilidad.
–Es una gran responsabilidad, sé que va a salir muy bien. Porque me conozco, sé cómo hago las cosas y sé que va a salir muy bien. Pero la verdad es que es una feria que te crea nervios porque hay muchísima afición, va muchísima gente a los encierros y debe de salir todo perfecto porque el ayuntamiento no se merece menos.
–Tiene la finca en el Condado de Treviño. ¿Cuántos animales tiene allí?
–Tras los festejos de mediados de agosto hay 174 animales. Yo no soy ganadero, no me dedico a criar animales. Es un centro de concentración de lidia donde yo compro animales y los traigo a mi explotación y con eso gano que sé que los animales van a ir gordos y rematados a los festejos. Si alguno no está bien lo cambio por otro inmediatamente y también me da la garantía de que si se estropea un animal las plazas mías están cerca, con lo cual si ocurre cualquier problema de un desembarque inmediatamente lo voy a reponer.
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