Cabestros de kilómetro cero
Los bueyes de la Finca Martínez Ríos, los únicos que se crían en Cantabria, repiten por cuarta vez en la feria taurina de Ampuero
Amanece pronto en la Finca Martínez Ríos, situada en las alturas de Rasines. Allí se desperezan Campero, Pajarito, Caramelo, Navarro, Alfareño y Barroso, una parte ... fundamental de los festejos taurinos de la localidad que tendrán lugar en Ampuero la próxima semana. Serán los cabestros encargados de acompañar a los toros bravos desde que llegan a La Nogalera hasta que salen al ruedo por la tarde, el faro que guía cada carreta matinal por las calles de la villa. No es la primera vez, pero cada ocasión que su propietario, Agustín Martínez, coge la vara para acompañar a sus animales, los nervios son mayores.
«Esto empezó en el 2015 con una cría de vaca brava que me regaló un ganadero de Vizcaya, Íñigo Almorza», apunta Agus, siempre pendiente de los movimientos de la manada. «Viendo vídeos de bueyes pensé que siempre me había gustado el manejo de este tipo de ganado y compré dos, uno se murió, pero luego vi que me gustaba más y más y fui comprando primero machos y luego varias vacas para criar».
El rebaño es el único de estas características que habita Cantabria. Su raza, berrendo en colorado, es la habitual dentro de los mansos presentes en los festejos taurinos, aunque también se utilizan otras como la morucha, la mertolenga o la tudanca, con cada vez más presencia en las dos Castillas y la provincia de Castellón. Originaria de Andalucía, el berrendo en colorado es el más usado y el ganadero confiesa su debilidad por una camada de la que una parte, además, ha nacido en casa. «A mí me gusta el colorado, el negro no me convence».
Si cualquier ganadero de manso es consciente de lo sacrificado de la tarea, para Martínez el reto es doble, ya que además de mantener a los animales tiene que entrenarlos con regularidad para sus tareas en plaza y calle. «En la finca tengo un espacio para que corran, al principio están dos minutos y luego hasta tres o tres y medio, más no que se agitan rápido». Y es que cada animal tiene y conoce su función: están los cabestros de cabeza, como Navarro, que le gusta ir por delante en la carrera y no deja que ninguno le adelante, los que son rápidos pero no quieren liderar, como Alfareño y Barroso, y los de cola, que son los mejores para el manejo posterior de los toros sobre el ruedo. Ese es el caso de Pajarito.
Además de Ampuero los berrendos de la Finca Martínez Ríos han pisado plazas como Santoña, Rasines y Santander, aunque es en la villa del encierro, la localidad de origen de Agus, donde más sufre y disfruta. «El primer año fue en 2021, con una corrida de toros, pero luego al año siguiente ya hubo encierros y la verdad que se me caían las lágrimas. Yo quiero que todo salga bien, pero no quiero que los bueyes sufran, los trato como si fueran mis hijos».
Ampliación
Una afición cara que el de Ampuero lleva con ilusión a la espera de ampliar su nómina de plazas. «A mí esto dinero no me da, ahora estamos trayendo la comida para el invierno. Agosto ha sido seco, aquí el invierno es desde octubre hasta marzo». Pese a ello, la parada crece cada año y para 2025 cuenta con dos reservas, Macareno y Violetero, que ojalá aguarden en la finca los cuatro días de fiestas, lo que sería sinónimo de que todo va bien. «La gente me dice que ya han salido más años, pero yo quiero que todo salga bien, que no lleven a ninguno por delante, embestir no van a embestir, pero pueden arrollar». El próximo jueves los berrendos se adueñarán de los corrales de La Nogalera. Será, a partir de entonces, cuando empiecen su trabajo más duro del año. Que todo salga bien.
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