Deslucido final de las Encerronas de Ampuero
El último de los encierros de las fiestas de la Virgen Niña deja fríos a los mozos por la poca velocidad y picante de los toros protagonistas
Y todo, como llega, se va. Igual que el chupinazo prendió la mecha de la alegría, el enchiqueramiento del último toro de la tarde sumió ... a Ampuero en la nostalgia y la esperanza de que, bueno, sólo quedan 360 días para las fiestas del 2026. Pero antes de cerrar el episodio del 2025 hay que reseñar lo ocurrido en el último día festivo, que tuvo su arranque en el encierro corrido a mediodía por los toros de Reta, animales de corro que protagonizaron dos carreras sosas, marcadas por la reducción de velocidad con respecto a días anteriores y que dejó insatisfechos a los corredores que se sumaron a la cita.
Y es que la idiosincrasia del encierro de Ampuero, su atractivo, reside en la velocidad, la tensión, las sorpresas y las carreras de pocos metros en una calle estrecha a la que los animales llegan después de una curva de 90 grados y una reducción de anchura en la baja del puente. Y eso, con animales que ya conocen las calles, es más complicado. Porque son toros, sí, pero manejan su instinto a la perfección.
Fiesta en la localidad, pero laboral en el resto de zonas de Cantabria y comunidades limítrofes, los visitantes se dividieron entre los que apuraron para regresar a sus pueblos en busca de la rutina y los que abandonaron la villa con la nostalgia de no poder correr el último encierro. Pese a ello, el crecimiento de los mozos de casa hizo que el asfalto presentara pocos huecos. Con la manada estirada, las carreras se alargaron en la ida en una sucesión de segundos de búsqueda de hueco entre las astas. Mandaban los bueyes, impecables en su trabajo durante la feria, mientras que los de Reta trotaban sin desparramar la mirada a ambos lados.
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La reagrupación en el final del recorrido templó todavía más el ritmo, aunque uno de los bureles se quedó retrasado tras la curva de la farmacia y tardó unos segundos más que sus hermanos en cruzar la puerta de La Nogalera. Sin incidentes, sin atendidos, con él los encierros de Ampuero habían finalizado.
Con todo, quedaba más espectáculo. Y es que el de hoy fue un día dedicado al festejo popular que, después de una exhibición de recortadores cántabros y de chicas recortadores tuvo su culmen con la suelta del primer toro de cajón en la calle de la historia de Cantabria. El honor fue para Rescato, con el hierro de Pereira Lupi y adquirido por la Asociación la Tercera Bomba en su décimo aniversario, que pisó la calle plagada de aficionados para realizar el recorrido desde La Pinta a La Nogalera. Posteriormente fue exhibido Delgado, con el hierro de Voltalegre y adquirido por la asociación Cantabria Brava.
La primera de las reses, llegada desde la Finca de Toropasión, encaró con rapidez el camino hacia La Nogalera ante la presencia de decenas de corredores, mientras que el segundo, tras superar la curva de la farmacia pegó un arreón tras el que volteó a un joven vitoriano que resbaló al subir a las vallas. Posteriormente el animal recorrió el resto del trayecto hacia la plaza para rematar el festejo.
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