Díaz Ayuso, de Madrid a Ruiloba para entregar un premio a Alfonso Ussía

El caso es que el también periodista se lesionó hace unos meses debido a una caída y, por tanto, se encuentra con la movilidad reducida. Y la presidenta madrileña no quería esperar a que se recupere para homenajearle con el Premio de Cultura 2025 en la categoría de Literatura. Con él se le reconoce su larga trayectoria narrando e interpretando la realidad para sus lectores desde hace cincuenta años y se lo acaba de conceder la Comunidad de Madrid, que lo vio nacer.

De modo que Ayuso y su consejero de Cultura, Marino de Paco, se desplazaron a la localidad, vecina de Comillas, para hacer la entrega en una sencilla convocatoria en la que solo participaron los familiares y algunos de los más íntimos amigos de Ussía, según relató el periódico 'ABC', del que el periodista ha sido un fiel colaborador durante décadas.

Ante alrededor de una treintena de invitados, Díaz Ayuso explicó que pensaron en él para esta distinción «por la magnitud de su carrera», por tratarse de «un escritor de escritores» y porque este honor de la Comunidad de Madrid se le podría haber entregado por cualquiera de las facetas que él representa. La dirigente popular no dejó de subrayar su altura intelectual, lo mucho que se le quiere y «la fina ironía y la valentía propia de su personalidad para contar durante los últimos cincuenta años la actualidad de España».

Ayuso remarcó que el madrileño –que hace treinta años que es asiduo a Cantabria en verano– fue de los pocos autores que nunca se callaron ante, por ejemplo, los años duros de ETA, por lo que pasó a formar parte de las listas de objetivos a eliminar por parte de los comandos Madrid y Santander de la banda terrorista, palabras que le emocionaron.

También hizo alusión la presidenta a la oscura realidad política de España, ante lo que anunció que desde su partido se va a dar la batalla «y los vamos a echar», en alusión al Gobierno de Pedro Sánchez y las siglas que le apoyan en el Congreso.

Ussía, conmovido, le respondió agradeciendo tanto la medalla como su generosidad para interrumpir su agenda de gobierno y desplazarse hasta su casa en Ruiloba. El escritor especificó que la labor de Ayuso «no es solo importante para Madrid», sino también para cualquier rincón de España, porque ella «representa la valentía, el compromiso y la fortaleza de una persona honesta que piensa en un país mejor para todos».

Tras la entrega oficial, ambos posaron con el galardón, muy sonrientes, para la posteridad y después se sirvió un aperitivo en el jardín, en el que enseguida llegaron las anécdotas.

Se contaron algunas de Antonio Mingote, de Don Juan de Borbón y del propio Alfonso Ussía, testigo directo de algunos de los hitos históricos del devenir reciente de España. Ella contó cuánto se le echa de menos en Madrid. Confesó que ambos eran vecinos de Chamberí y que ella le veía a menudo por la calle. Con el tiempo se harían amigos y, según reconoció la máxima autoridad madrileña, «se hartaba a reír» con él.

Díaz Ayuso aprovechó para obsequiar a la esposa de Ussía, Pilar Hornedo, con una pulsera de la Comunidad de Madrid, mientras los nietos del escritor le regalaron a ella un ramo de flores.

También hubo tiempo para que Ussía les enseñara a la presidenta y al consejero de Cultura de Madrid parte del archivo de su biblioteca, donde destacan manuscritos de su abuelo, Pedro Muñoz-Seca, así como correspondencia del «viejo Rey» (como le dice el homenajeado) o del Duque de Alba, en la que este pedía a la aviación alemana que no bombardeara el sur de Inglaterra, donde su hija Cayetana estaba estudiando en un internado.

Isabel Díaz Ayuso, que llevaba un veraniego vestido de color rojo, fue recibida para la ocasión por un Ussía trajeado y con corbata azul. La cita se desarrolló en un ambiente cordial y completamente familiar, pero el escritor no quiso que la mandataria madrileña se marchara de Ruiloba sin el aplauso de los convocados y sin agradecerle que «la próxima presidenta de España» se hubiera molestado en viajar más de 400 kilómetros «para llegar hasta mi casa».