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La multitudinaria familia Albo se reunió el pasado sábado, 15 de junio, en Santoña, en un emotivo encuentro con el que rindieron un homenaje a su antepasado Carlos Albo Kay, que hace 150 años empezó la aventura de crear una gran empresa conservera en esta villa marinera.
A la celebración del evento, bautizado como 'Alborada 2019', asistieron 88 miembros de la familia llegados desde diferentes rincones. La jornada comenzó con una misa de acción de gracias y de petición por todos los familiares fallecidos, seguida de un recorrido por el municipio visitando las instalaciones familiares que quedan en pie como los viejos edificios de la fábrica de Albo, frente al puerto deportivo, o los lugares donde vivieron y que ya no existen, como es el chalet del fundador Carlos Albo Kay, que fue derribado para construir viviendas residenciales frente al monumento al Almirante Carrero Blanco.
La foto familiar no podía ser en otro sitio -con la autorización correspondiente del Ayuntamiento- que en el chalet de la calle Alfonso XII, donde muchos de los asistentes habían vivido o lo habían visitado durante los casi 80 años que perteneció a la familia. En el año 2010, la conocida popularmente como 'Casa de Albo' pasó a ser de propiedad municipal. «Después de múltiples recursos, el Ayuntamiento de Santoña nos obligó a ceder el inmueble sin ser expropiado, compensando su superficie de 1.500 metros cuadrados con 799 del Área de Actuación AA-18», aclara Luis Castañón Albo, último propietario y coordinador de este encuentro familiar. Tras tomarse la entrañable imagen con todas las generaciones de los Albo, se trasladaron al hotel Juan de la Cosa donde celebraron una comida de hermandad.
Sobre la figura de Carlos Albo Kay, el coordinador recuerda que a mediados del siglo XIX «llegó a esta villa desde los profundos Valles Pasiegos el señor Abascal acompañado de sus cinco hijas, que casó en Santoña dando origen a unas conocidas familias en el municipio». Una contrajo nupcias con Blanco, estableciendo su domicilio en la casa que hoy en día ocupa el bar Zatón, otra con Carrero de la que descendió el que fuera presidente del Gobierno, otra con Arronte y dos con Albo Kay.
Hijo de Venancio Albo, cónsul de Francia en Santoña; y de Mary Kay, de origen irlandés, nació en Burdeos en 1848. Contrajo matrimonio por primera vez con Juliana Abascal Lavín, que la que tuvo tres hijos, Juliana, José y María. Enviudó prematuramente y se casó al año siguiente con su hermana Manuela, con la que tuvo seis descendientes, tres varones Alfonso, Francisco y Carlos y tres mujeres Manuela (Chola), Laura y Pepita, que murió con 28 años.
«En 1869 llega a Santoña comenzando su andadura empresarial, asociándose con varios santoñeses como Arredondo, Fragua y Medina. En 1888 obtiene la autorización para crear un parque ostrícola en la marisma y en 1903 establece su propia industria conservera en solitario», rememora Castañón Albo.
Realizó oposiciones a la Administración General del Estado y fue nombrado director de la oficina de telégrafos en Santoña y posteriormente director del instituto Manzanedo. En el año 1909, con 60 años, murió en Santoña. Sus hijos varones José, Francisco, Alfonso y Carlos, este último médico de Santoña, siguieron con el negocio conservero registrando la marca 'Hijos de Carlos Albo', vigente hasta nuestros días. No obstante, en el año 1934 la sede central se trasladó a Vigo donde está radicada la conservera actualmente. En Santoña mantuvieron la fábrica hasta 2005.
Su hijo mayor, José Albo, cursó estudios en la Academia Militar de Artillería de Segovia, participando en la guerra de África. Fue destinado a Santoña con el grado de comandante y al solicitar el paso a la situación de 'supernumerario', se dedicó al negocio conservero familiar.
En 1931, construyó el chalé situado en la calle Alfonso XII convirtiéndose en una casa de referencia en Santoña en la que se hospedaron importantes personalidades, como el cardenal sevillano Herrera Oria, el héroe de la aviación mundial Charles Lindbergh o el Nuncio de S.S el Cardenal Cicognani en 1949 durante los actos de coronación de la Virgen del Puerto.
La familia Albo, destaca Castañón, «siempre ha estado presente en todos los actos importantes de Santoña. En la coronación de la Virgen del Puerto, Francisco Albo y su esposa María Luisa Toca fueron los padrinos, costeando el actual camarín de la Virgen, y apadrinando al sacerdote don José Manuel Fernández Gómez, fallecido hace pocos años, y que llegó a ser nombrado prelado de honor del Papa». José Albo y su hermano Francisco también financiaron la construcción de los boniteros 'Jaime Balmes', 'Pepita Albo' y 'Santoña' y los merluceros 'El Ferrolano' y el 'Aglae'.
La empresa 'Hijos de Carlos Albo' cedió los terrenos colindantes con su fabrica a la 'Obra Social de la Marina', para la construcción de un bloque de viviendas para pescadores, que, finalmente, fueron vendidas a sus inquilinos a un precio muy favorable.
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