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"No hago vida, no puedo trabajar, no puedo hacer deporte. Si no tengo la ayuda del aparato no puedo andar, pierdo el equilibrio, tengo ... pérdida de memoria y disfagia... Me ha arruinado la vida». Esta es la situación en la que se encuentra el hombre que recibió una brutal paliza hace más de dos años en un piso de la calle San Celedonio de Santander, que le dejó en coma, con insuficiencia respiratoria, traumatismo craneoencefálico y fracturas costales múltiples. Unas heridas por las que permaneció un mes en la UCI y casi 300 días ingresado en el hospital, y que supusieron un «riesgo vital» para él, según confirmó ayer una forense, que cree que de no haberse producido una intervención inmediata, «probablemente habría fallecido».
Por estos hechos fue ayer juzgado otro varón que se enfrenta a una petición de la Fiscalía de nueve años de cárcel y una indemnización de 130.000 euros, por un delito de tentativa de homicidio con la concurrencia agravante de la responsabilidad penal de reincidencia, ya que el procesado fue condenado por el mismo tipo delictivo con anterioridad.
Según sostiene la Fiscalía, el acusado y el denunciante se encontraban en la vivienda cuando comenzó una discusión entre ambos porque el procesado decía al otro que le faltaban cincuenta euros. «Me dijo: ¡Te voy a matar! ¡Te voy a matar! Me dio dos o tres puñetazos, caí inconsciente y no me acuerdo de nada más», declaró ayer la víctima, a la que la Policía Nacional encontró en «un estado lamentable, desnudo, embadurnado de pintura, con un fuerte golpe en la cabeza y un peine introducido por el ano». «Aunque me han dicho que todo vino por una discusión por 50 euros, yo creo que estaba celoso porque andaba detrás de la chica con la que ya salía», aseguró. «Yo no le provoqué, ni le insulté, ni le agredí», añadió, al tiempo que reconoció que todos los que se encontraban en esos momentos en la vivienda estaban drogados, al menos él y su agresor. «Me dio dos puñetazos sin más, sin venir a cuento», insistió.
La dueña del piso, que declaró ayer al igual que su pareja desde El Dueso por videoconferencia, manifestó no en un primer momento no recordar nada de lo que vio porque tiene un «bloqueo mental» y al estar entonces «medicada», pero cuando leyeron sus manifestaciones anteriores en sede judicial y ante la policía aseguró que el agresor y la víctima se «desafiaron» y «pactaron una pelea», si bien no escuchó al primero decirle al segundo que le iba a matar.
El marido de esta testigo dice que se encontraba durmiendo con su mujer cuando ocurrieron los hechos y que se despertó pero no vio nada. «Escuche golpes pero no vi nada». Tampoco antes de la agresión. «No vi mal rollo ni nada». Lo que sí hizo cuando se despertó fue bajar a la calle detrás de su mujer, «porque estaba preocupado», no sin antes dirigirse al agresor y la víctima para decirles que «dejarán de hacer el idiota». A la llegada de la Policía Nacional, asegura que lo detuvieron junto al agresor, aunque después lo dejaron en libertad.
Por su parte, los dos policías nacionales que acudieron a la vivienda alertados por la pelea relataron que al llegar vieron «un tumulto» de personas, una de las cuales les dijo: «haced algo que lo van a matar». Esa testigo «fundamental», porque vio los hechos y que era la que entonces tenía una relación con la víctima, no acudió ayer al juicio y el tribunal dictó una orden de detención.
Esta circunstancia obligó a suspender el juicio hasta el jueves 29 de mayo, día en el que también declarará el acusado, que ayer pidió hacerlo el último.
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