El 'pañueluco' para vivir la fiesta
El Diario Montañés regala este viernes el distintivo azul que se ha convertido en un icono de la Semana Grande
Azul como el cielo despejado de verano, como el mar Cantábrico, como la franja que ocupa la mitad de la bandera de Santander o como volverá a lucir el suelo de los jardines de Piquío. Azul es el pañuelo de la Semana Grande que otro año más regalará El Diario Montañés a los lectores que compren el periódico este viernes en los puntos de venta de la capital, como manda la tradición, y como viene haciéndose desde hace una década. Más de 200 quioscos, panaderías y otros establecimientos repartirán los más de 15.000 ejemplares hasta agotar existencias.
En un rito heredado de San Fermín –en Pamplona el rojo es el símbolo– que aquí se ha convertido ya en un icono de la Semana Grande. No ha sido un mérito regalado. Se lo ha ganado a pulso, convenciendo al personal;porque aunque comenzó a usarse de forma tímida –a veces los santanderinos somos muy nuestros– ahora ya nadie tiene complejo de lucirlo;incluso aunque sea complemento de las mejores galas, en el Festival Internacional de Santander, en plena calle, en el Palacio de Festivales, en El Sardinero, en Correos, Cañadío, en la plaza del Ayuntamiento o hasta en los Campos de Sport en plena pretemporada del Racing.
El suplemento
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Especial. Una imagen del chupinazo del pasado año protagoniza la portada del especial de fiestas que se publica este viernes con todas las citas de la Semana Grande.
Los que vienen de fuera lo imitan. Vallisoletanos, madrileños, leoneses o pamploneses... tantos foráneos se han adherido a la tradición que ya es universal. Una forma de vivir la fiesta, de sentirla, de compartirla con los demás y de llevarla al mundo, porque en el diseño de este año se ha buscado precisamente inmortalizar esos iconos de una ciudad que la están convirtiendo en un referente internacional del turismo.
Los fuegos artificiales, la Pedreñera, el mar y el año, 2025, donde la tipografía destaca el tamaño de las dos últimas cifras, 25, para señalar el día de Santiago, patrón de España. Tiene una estética más cuidada en el diseño, patrocinado por supermercados Lupa.
Es la reedición del mito, la reencarnación del 'pañueluco de seda' que subía por la Fuente de Cacho, o del que aparece en 'Santander la marinera';aquel himno de la ciudad que este año quedó huérfano de padre, Chema Puente, que nos dijo adiós el pasado noviembre.
El programa diario de fiestas
Más tiempo de fiesta, más actividades y más diversión. Este año, la Semana Grande dura un día más y para no perderse nada el periódico de mañana incluye un suplemento especial de las fiestas con 36 páginas que incluyen el programa diario íntegro de efemérides. Conciertos, citas culturales, ubicación de las casetas, pasacalles, fuegos artificiales...
Un especial que merece la pena conservar para no olvidar ninguna cita importante. Que acabará las fiestas manoseado y que otros años se ha doblado en cuatro veces para guardarlo en los bolsillos.
Todo está incluido en este despliegue que se incluirá dentro del otro suplemento 'Vivir el verano en Cantabria', que se viene publicando desde el pasado 6 de julio y que estará en los quioscos hasta el próximo septiembre.
El despliegue durante estos días se centrará en toda la actividad que bulle en la capital, pero sin perder de vista el ocio festivo que también continuará ofreciendo la región. Que podrá consultarse en la página web, con un diseño adaptado especialmente a los teléfonos móviles para una consulta ágil y rápida.
Será una información indispensable para, por ejemplo, acudir al chupinazo esa misma noche bien equipado junto a miles de personas, sabiendo lo que se cuece en cada calle, en cada plaza, y en cada caseta. Para saber quienes son las peñas que mueven la fiesta y qué se ofrece cada día;porque ya no queda nada. El pistoletazo de salida retumbará en las calles mañana y Santander está ávida de fiesta, de diversión, de playa, casetas, toros y música en directo... La ciudad tiene ganas de gente –de aquí y de fuera– y de que estos días sean agotadores, pero en el buen sentido, porque sarna con gusto no pica.