El Mercado de Puertochico, en el centro del debate
Proyectado como un modelo híbrido con bares y puestos tradicionales, con resultado fallido, la llegada de un McDonald's genera críticas vecinales
Fue en el año 2013 cuando se habló por primera vez de la transformación del Mercado de Puertochico, ubicado en los bajos del Centro ... Cultural Doctor Madrazo. Una transformación en el modelo de negocio y también de sus instalaciones, que pedían a gritos una reforma tras años de decadencia y de pocas ventas. La idea que tenía el entonces alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, era dar un buen lavado de cara a esta histórica plaza de abastos y convertirla en un mercado híbrido, siguiendo el mismo estilo que otras ciudades españolas como Sevilla o Madrid. Es decir, un espacio en el que pudieran convivir los puestos tradicionales de alimentación con otros de ocio y gastrobares, aprovechando el tirón que por aquel entonces experimentaba la zona de Tetuán, que fue sumando aperturas de negocios hosteleros. Doce años después de ese primer planteamiento, y con la reforma de este espacio ya terminada a pesar de los retrasos, la anunciada apertura de un McDonald's en la parte del mercado destinada a hostelería reaviva la polémica en torno a este espacio.
Durante los años que fue tomando forma el proyecto que se quería acometer en el Mercado de Puertochico, fue creciendo la oferta hostelera en el entorno, por lo que los dirigentes políticos vieron un filón para así dinamizar un espacio que llevaba años de capa caída. La idea tardó en materializarse ya que al Ayuntamiento de la capital cántabra le costó encontrar un adjudicatario que hiciera realidad este proyecto. Finalmente, tras una multitud de reuniones entre el equipo de gobierno y los comerciantes, la empresa que se hizo con la adjudicación fue Baika Mercados, especializada en desarrollar este tipo de oferta. El acuerdo implicaba que la compañía se hacía cargo de la rehabilitación de la infraestructura y explotaría la parte gastronómica. Además, se acordó que la constructora que desarrollara la reforma debía organizar los trabajos de manera que no fuera necesario que los puestos fueran reubicados, sino que estuvieran en el propio mercado en una zona acotada para ello para que así pudieran continuar con su trabajo. Pasaron cinco años hasta que en 2019 comenzó la reforma, con una inversión de 1,4 millones de euros. La alegría duró poco y solo un mes después de ese inicio comenzaron los parones, retrasos y problemas en torno a esta obra, lo que incluso provocó un cambio en la constructora al frente de la actuación, que acusó a la adjudicataria de «impagos».
Los trabajos concluyeron en octubre de 2024, cinco años después. Y el Mercado de Puertochico, ahora, parece otro: la planta ocupa 600 metros cuadrados completamente renovados, donde predomina el suelo de madera, la entrada de luz natural y las zonas acristaladas. Atrás quedó esa oscura y abandonada plaza de abastos. Entonces, reabrió al público con seis puestos de alimentación, cuatro menos de los que había hace una década, pero ninguno dedicado a la hostelería. De los comerciantes de siempre, se mantienen cuatro (una pescadería, una carnicería y dos fruterías), a los que se sumaron La Crujiente y Quesoba.
La idea era aprovechar el tirón de la zona de Tetuán para dinamizar la plaza con negocios hosteleros
Las obras de reforma comenzaron en 2019 y encadenaron parones y cambios en la constructora
El objetivo era desarrollar un modelo híbrido, al estilo del Mercado de San Miguel, en Madrid
La propuesta del Ayuntamiento es que el McDonald's cierre a las 00.30 horas, no a las 02.00
Y el área gastronómica, hasta ahora cerrada, previsiblemente la ocupará un McDonald's, que llevaba un tiempo buscando aterrizar en el centro de Santander. Un negocio alejado de esa idea inicial de mercado híbrido -como el de San Miguel, de Madrid, por ejemplo- y que ha provocado críticas vecinales y de la oposición. Incluso se ha constituido la Comisión Salvemos el Mercado de Puertochico, que se opone a la apertura de la franquicia de hamburguesas. De hecho, ya han iniciado una recogida de firmas, por internet y física.
El temor de los vecinos, más allá de la «falta de coherencia por instalar una cadena en el mercado», es que su zona se convierta en un 'after' en el que pasen el rato los jóvenes que salgan de las discotecas que hay en los alrededores. Hablan de ruido a altas horas de la madrugada, suciedad y peligrosidad. Sin embargo, los comerciantes del propio mercado tienen una visión diferente, ya que ven en el McDonald's una oportunidad para llegar a más gente. Su portavoz, Chema Alonso, reconoce que aunque lo «idóneo es otro tipo de negocio, preferimos que esa zona esté abierta, porque eso nos viene bien a todos».
Se abre así un nuevo frente para la alcaldesa, Gema Igual. De momento, ha explicado que aunque entiende que los vecinos «prefieren otra cosa, esta franquicia se instalará allí si cumple con los requerimientos legales, porque no se le puede prohibir».
¿Y quién forma la comisión vecinal contraria al McDonald's? Ha sido creada por seis vecinos de la calle Andrés del Río -la comunidad ubicada encima del restaurante La Mulata- que acordaron, junto al resto de la comunidad -son 152 viviendas-, pegar carteles por la zona, iniciar la recogida de firmas y colocar una pancarta para dejar clara su negativa a que el barrio se convierta en un 'after'. Precisamente es el horario de este nuevo local, que ocupará también una terraza en la parte superior, lo que más temen, ya que insisten en que «estará abierto desde las seis de la mañana hasta las dos de la madrugada». Un extremo que el Ayuntamiento de Santander niega. Dice que serán los concesionarios del mercado, junto con el equipo de gobierno, los que establezcan el horario. Y su propuesta es que sea el mismo que el del Mercado del Este, es decir, hasta las 00.30 horas.
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