Plaga de conejos en las fincas de Cueto y Monte
Los vecinos afirman que «están por todas partes» y arrasan las huertas, y alertan del riesgo sanitario
Los primeros pompones pardos comenzaron a aparecer entre los matorrales de Monte y Cueto hace ya casi una década. Aquellas colas peludas se escurrían para ... esconderse entre la hierba cuando los curiosos se acercaban; y la sorpresa de los vecinos fue mayúscula cuando descubrieron que eran conejos. Pero lo que comenzó como una curiosidad, incluso como una anécdota curiosa y amable, ha terminado por convertirse en un suplicio para muchos residentes que han visto cómo sus huertos y fincas son arrasados por estos pequeños roedores.
«La gente está harta porque es que cada vez hay más y esto puede llegar a convertirse en un problema de salud porque estos animales pueden tener enfermedades», certifica el presidente de la Asociación de Vecinos de Monte, Javier Martínez. Entra en juego el daño que los animales causan en fincas, huertos y otras plantaciones, las infecciones y otras enfermedades que pueden transmitir a personas y a otros animales domésticos, y otro problema añadido es la desestabilización del ecosistema que esta especie invasora está causando en el equilibrio zoológico.
«La gente está harta porque es que cada vez hay más y esto puede llegar a convertirse en un problema de salud»
Javier Martínez
Aso. Vecinos de Monte
«También ha crecido la población de zorros porque ahora tienen más comida, y están causando otro perjuicio»
Arsenio Callejo
Aso. Vecinos de Cueto
Desde el Ayuntamiento confirman que se estudiará la situación y se analizarán las posibles causas y soluciones
«Comenzó hace muchos años pero nadie nos da una solución. De momento estamos esperando al Ayuntamiento y a la Consejería de Ganadería para ver si se puede hacer algo antes de que el problema vaya a mayores», confirma Martínez. Dice que sucede lo mismo que con las ratas y con otras cuestiones a las que no se le pone fin. «Necesitamos que se tomen medidas en serio», insiste, «porque es un problema sanitario que la gente parece que ha normalizado pero que puede traer consecuencias que no son buenas».
Posibles soluciones
Resolver este entuerto no es sencillo. No pueden cazarse porque, aunque en un simple paseo por la zona los ejemplares surgen de los matorrales y se pueden ver sin problema, no se puede habilitar un coto de caza en una zona habitada como son los barrios de Cueto y Monte. Quizá el uso de trampas podría contemplarse, pero es algo que le compete al Ayuntamiento, al menos así lo hace saber la Consejería de Ganadería. «Es un asunto que ya se estudió hace años pero se trata de una especie doméstica de conejo, no es especie de caza, que nos obligaría a intervenir», certifican desde el Gobierno, donde no se descarta prestar ayuda al consistorio en el caso de que sea necesario. Desde el Ayuntamiento confirman que se estudiará la situación y se analizarán las posibles causas y soluciones.
Lo que más preocupa a los vecinos es que los conejos puedan llegar a convertirse en un riesgo sanitario, pues hace años que llegaron a puntos sensibles del municipio, como el colegio Eloy Villanueva. «Y siendo un animal así, bonito, pues es difícil que se deje tocar, pero al final es que si entra en contacto con un niño, por ejemplo, pues no sabemos lo que puede coger la criatura», cuenta un vecino de la zona.
Las asociaciones de vecinos de ambos barrios indican que «se ha confirmado que dada la masificación, los animales comienzan a ser portadores de parásitos, pulgas, garrapatas, sarna y tiña. Sin un control veterinario, se pueden convertir en un problema de salud pública».
Donde comenzó todo
El origen de la invasión está en el área entre la Maruca y el Faro de Cabo Mayor, donde hace ya años que se empezó a observar que había conejos domésticos en libertad que estaban creando madrigueras entre matorrales o en las paredes de piedra seca que cierran las multitudes de fincas de la zona norte de Santander.
Cuentan los vecinos que los conejos no aparecieron por casualidad: los soltaron en el barrio de Corbanera como señuelos para adiestrar perros de caza y también aficionados a la cetrería. Debido a su gran capacidad reproductiva y a que no hay apenas depredadores naturales para equilibrar la población, su número se ha multiplicado.
Sólo un animal puede mermar su número, el zorro. «Aquí ha habido zorros de toda la vida», cuenta Arsenio Callejo, de la Asociación de Vecinos de Cueto. «Lo que pasa es que ahora hay más, aunque es complicado verlos, porque como tienen mucha comida, pues tienen mejores condiciones para crecer como población, con todo el perjuicio que esto también puede estar causando», confirma. Algunos vecinos han quitado las gallinas que criaban precisamente tras sufrir algún ataque de estos raposos.
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