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Borja Casillas (Drag Sethlas), vestido como una imagen de la Virgen María, con la que se coronó Drag Queen del carnaval grancanario.

Drag de la discordia

Borja Casillas, con su disfraz de Virgen, desata la polémica con su triunfo en el carnaval de Gran Canaria. "Desde niño soñaba con conseguirlo. Nunca he sido tan feliz", dice este joven de 26 años que estudia para ser profesor de Religión

Irma Cuesta Cifuentes

Miércoles, 1 de marzo 2017, 21:24

Dice Borja Casillas, flamante Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria, que su intención nunca fue ofender a nadie sino todo lo contrario: rendir un homenaje a la religión en la que se educó. Lo explica sin dejar de sonreír, mientras confiesa que está viviendo un sueño y asegura que, pese a la lluvia de críticas que ha suscitado su espectáculo, han sido muchas más las felicitaciones. La realidad es que a Sethlas su nombre drag, que en etrusco significa Vulcano no parece importarle lo más mínimo que su actuación haya provocado la ira de la jerarquía católica y también de muchos fieles.

Encantado de haberse convertido en la nueva reinona de la fiesta por excelencia de Gran Canaria, no encuentra ningún problema en que su espectáculo, titulado ¡Mi cielo! Yo no hago milagros, que sea lo que Dios quiera, consistiera en representar a una histriónica Virgen que, a los acordes del mítico Like a Prayer de Madonna, muta en un Cristo crucificado corona de espinas y abdomen abierto y sangrante incluidos.

La realidad es que el jurado de La eterna primavera, que así se llama esta gala que acaba de celebrar su vigésima edición, no dudó en otorgarle la corona a este chaval de 26 años, vecino de Las Palmas, que hizo Magisterio por la rama de Educación Infantil y que, ¡ironías del destino!, está estudiando para sacarse el DECA, más conocido como curso de Declaración Eclesiástica de Competencia Académica, que es el título que exigen los colegios para poder impartir clases de religión.

Frente a quienes ven en la actuación de Borja (o de Sethlas) una burla y una ofensa imperdonable a la religión cristiana, los expertos en este tipo de citas lúdico-festivas con la cultura drag como protagonista mantienen que no fue ningún milagro que el chico se coronase en el carnaval grancanario. De hecho, aseguran que esa sucesión de acrobacias imposibles, sobre unas plataformas más imposibles todavía, son difíciles de superar. Y algo así debieron de pensar los más de 6.000 espectadores que acudieron al parque de Santa Catalina a disfrutar de la gala, porque la realidad es que fue salir Borja al escenario, empezar a sonar la música ya saben... Life is a Mystery... y entrar en éxtasis.

Todo lo contrario a lo que le ha ocurrido al presidente de la Conferencia Episcopal Española, el abulense Ricardo Blázquez, que ayer hizo un llamamiento al "respeto de los sentimientos religiosos" cuando le preguntaron qué le había parecido la actuación de Borja y contestó disgustado.

Guste o no guste ese mundo abonado a los excesos, la purpurina, las lentejuelas, las pelucas multicolores y las plataformas, lo que casi nadie pone en duda es que el muchacho se lo ha currado. Un año tardó en dar forma a la idea que, según contaba ayer a este periódico, llevaba tiempo rondándole la cabeza. "Siempre pensé en un montaje de este tipo, con esta temática y la música de Madonna, a la que amo, como despedida si algún día lograba hacerme con la corona; pero como ya llevaba dos ediciones sin lograrlo, pensé: pues nada, el año que viene voy a por todas".

Cuenta que, nada más tomar la decisión, se puso en contacto con Drag Valquiria (su nombre de andar por casa es Nelson Rodríguez) para convertirlo en el diseñador de su vestuario. Entre los dos, después de un viaje a Estambul en donde el profesor de infantil se gastó mil euros en telas y piedras de colores, idearon el impresionante manto y la corona que luce cuando aparece sobre el escenario acompañado por una suerte de nazarenos perfectamente entrenados para seguirle el ritmo. Luego, cuando el personaje ha mutado a Cristo crucificado y se eleva sobre un altar al que no le falta detalle, Drag Sethlas reparte las citadas piedras por el cuerpo, la corona, las botas de plataforma e, incluso, por el minúsculo tanga en el que va enfundado.

Lágrimas en los ojos

Las imágenes de la drag dándolo todo sobre el escenario le llegaron ayer por la mañana al obispo de Canarias, Francisco Cases, que primero asistió perplejo y luego "desolado" al vídeo. "Se me han llenado los ojos de lágrimas", escribe en una carta remitida "a quien quiera leerme" y en la que detalla que, hasta ahora, cuando le preguntaban por el día más triste de su vida respondía que el del accidente en Barajas del avión de Spanair que partía hacia Gran Canaria. "A partir de hoy diré que estoy viviendo ahora el día más triste de mi estancia en Canarias. Ha triunfado la frivolidad blasfema en la gala Drag del Carnaval. Triunfado en los votos, y triunfado en los aplausos de una muchedumbre enardecida", dice el prelado en su misiva.

Tampoco le ha hecho ni pizca de gracia a Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, ni a Radio Televisión Española. Después de que la emisión de la gala se convirtiera en una de las estrellas de la programación de la cadena pública (congregó a 785.000 espectadores), la web de RTVE retiró el programa de su servicio A la Carta sin dar explicaciones. Lo hacía en el mismo momento en el que el obispo invitaba a participar en una eucaristía de desagravio que se celebrará en la catedral este viernes, primero de Cuaresma, por la tarde.

Tanto disgusto contrasta con la euforia de Borja, que siempre soñó con convertirse en reina drag "desde que era un niño" y que, aunque no quiere desvelar el secreto, ya tiene en la cabeza el espectáculo con el que el año que viene despedirá su reinado. También con la satisfacción de todos los drags que ni en el mejor de los sueños imaginaron semejante campaña publicitaria.

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