El gafe del 'Ganga'

Un gafe parece que se hubiera apoderado en la bahía del veterano mercante 'Ganga'. Ayer intentó por segunda vez abandonar Santander rumbo a un astillero de Odessa, en Ucrania, tras la reparación que un grupo de técnicos lituanos efectuó en su máquina, pero cuando navegaba por la canal ya en la zona exterior de la bahía, entre La Magdalena y el Puntal falló de nuevo el motor.

El veterano buque, conocido anteriormente por el nombre de 'Meugang 1', había salido de Raos a las nueve de la mañana con la ayuda de dos remolcadores en previsión de cualquier contingencia, ya que por el pasillo de la canal entran y salen casi continuamente barcos. Ante la nueva avería, un tercer remolcador acudió en su ayuda para facilitarle la maniobra de atraque en Albareda.

En este buque su antigua tripulación africana vivió un calvario durante el pasado verano hasta que una nueva armadora, la empresa 'Glomar Supplies Ltd' compró el buque, abonó los salarios que se adeudaban a la tripulación e hizo frente a los embargos y a la repatriación de ese personal a África.

En el 'Ganga' entró una nueva tripulación y la naviera desplazó también a un equipo de técnicos de Lituania para reparar los motores. Por fin, el 9 de noviembre abandonó Santander para finalizar su reparación en Odessa. Capitanía Marítima había autorizado su salida y, al menos teóricamente, su máquina ya estaba reparada. Pero a una milla de Cabo Mayor su motor se paró. Era su primera navegación desde el 14 de junio en que fue detenido debido a sus deficientes condiciones. Al quedar sin máquina, su capitán tuvo que pedir ayuda a Salvamento Marítimo. Dos remolcadores le trajeron de noche de nuevo a puerto.

El veterano buque camerunés, abanderado ahora en las islas Comores, no está haciendo honor a lo que su nombre significa en castellano, aunque su nuevo armador tuvo en principio algo de fortuna al conseguir que su primera vuelta a puerto se considerara remolque y no rescate. A esa factura de unos 14.000 euros hay que sumar la maniobra de ayer y los gastos de estancia en puerto. Durante este tiempo además la tripulación de rusos y lituanos que llegó a finales de verano para unos dos meses pidió el relevo al llegar a cuatro. Ahora hay 17 rumanos que ayer vieron frustrada su salida. «Es un barco imprevisible» dijo su consignatario Yllera.