Una Vaca Gigante de más de cinco metros
Catorce surfistas desafiaron las tremendas condiciones del mar Pilou Ducalme hizo el mejor recorrido, con un tubo que casi lo estrella contra el acantilado
J. A.
Domingo, 15 de noviembre 2009, 13:06
En condiciones normales, cuando salen olas grandes, en el momento en que rompen suenan como un trueno, y eso a pesar de que hay que verlas desde El Bocal, como a medio kilómetro. Ayer, el viento asurado se llevó el rugido para el otro lado, pero no el espectáculo: catorce surfistas de Cantabria, País Vasco, Galicia, Francia y Gran Bretaña, lo mejor de cada casa, pelearon con masas de agua salvajes, de más de cinco metros, en la tercera edición del Quiksilver La Vaca Gigante.
Lo de quién es el ganador -en este caso el británico Gabe Davies- casi es lo de menos. Lo bueno es el asunto en sí: ver cómo se las ingenian para bordear la ola y salir vivos. Es un descenso frenético en el que hay pocas posibilidades de hacer maniobras: quince segundos de vértigo y sálvese quien pueda.
Lo comprobó el francés Pilou Ducalme, que casi paga carísimo su tubo de izquierdas, y que se llevó el premio al mejor recorrido. Apuró tanto que a punto estuvo de estrellarse contra el acantilado -había que oír gritar a la gente- del que le libró el oportuno rescate de la moto de agua de asistencia.
Se tardan unos diez minutos en llegar remando desde la orilla (alguien que sepa, claro). Ningún surfista puede decir exactamente qué hace que la ola levante tanto de repente. Un banco de arena o una lastra, lo más probable. Afortunadamente, ninguno de ellos ha visto el fondo tan de cerca.
Sólida, peligrosa
Esta 'Vaca', que debe su nombre al gran número de tocayas que pasa el día en los pastizales de la zona con vistas al mar, ha sido escenario del único campeonato de olas grandes que se ha disputado este año en el Cantábrico. La rompiente, una de las más sólidas y peligrosas del país, ha destronado al otro 'spot' del norte, localizado en Punta Galea, en Vizcaya.
No es cosa de aficionados: es la propia organización la que selecciona a los mejores especialistas en cabalgadas XL, entre los que siempre hay hueco reservado a los representantes regionales. No por nada: en esta ocasión un ejemplar de surfista autóctono, Míchel Velasco, se llevó los premios a la ola más grande y al mejor cántabro (y un tercero en la general). Otro, el laredano Dani Pablos, consiguió el mejor wipe-out (dicho de otro modo, la caída más tremenda). La victoria final correspondió al británico Gabe Davis, freesurfer del Equipo Quiksilver y ex top 16 del Circuito Europeo ASP. David hizo una demostración de su excelente nivel y dominó como nadie las extremas condiciones.
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