Muros de sacos para frenar al Pas
LLa crecida del río anega fincas a lo largo de toda la cuenca. Los vecinos, que han protegido garajes y accesos, temen que «el agua se nos meta en casa"
Mariana Cores
Viernes, 30 de enero 2015, 16:58
«La crecida del Pas ha convertido el jardín de mi casa es una piscina. El agua nos llega por los gemelos», asegura María Cristina Soto, que vive en el barrio Cantarranas, en Iruz (Santiurde de Toranzo). Los vecinos de este municipio están acostumbrados a «sufrir las consecuencias» en cuanto La Plata, afluente del Pas, «va bien cargado».
Esta situación se repite a lo largo de toda la cuenca, en zonas como La Penilla, La Cueva, Soto Iruz, Puente Viesgo o Cabárceno, donde el río ha tomado tierra. Ha salido de sus dominios, invadiendo prados, carreteras, jardines, garajes, puentes y casas. No ha respetado nada.
Concretamente en Iruz, son numerosos los garajes con protecciones. «La mayoría hemos levantado un pequeño muro con ladrillos y yeso. Tenemos los prados que están delante de nuestras casas inundados, como siga lloviendo, se nos mete en casa», explicó José Luis Arias. Para este vecino uno de los problemas «es que no se limpian los cauces de los ríos y de ahí muchas inundaciones», aunque recuerda pocas como la de este viernes. «Y aún nos queda la noche» decía, el momento más temido por todos, ya que la lluvia no cesó en todo el día. A pocos metros vive Manuel Abascal. Frente a su puerta no hay felpudo, sino sacos de arena. «He tenido que cerrar el paso a los coches justo por el tramo que hay delante de mi casa. Solo tienen que dar un pequeño rodeo.Se ha acumulado tanta agua que con la rodada de los vehículos, me la meten en casa. Como siga así, esta noche va a ser movidita. Me veo achicando de madrugada», se quejó.
En La Penilla (Santa María de Cayón), el agua también ha tomado las fincas. Juan Herrero es el propietario de La Agüera, donde además de su vivienda tiene a su ganado. Quitando el entorno de la casa, «da la sensación que el resto es todo río. Menos mal que hasta las cuadras por experiencia de otros años no llega el agua. Pero esta noche tendremos que hacer guardia».
La crecida de hace 18 años
Recordó que la peor crecida del Pas fue «hace unos 18 años, cuando se estaba construyendo la autovía. El agua llegó a los primeros peldaños de la escalera de acceso a la casa, y hay como quince». Desde entonces, días como el de hoy se han repetido «al menos cinco veces, en años diferentes. Ahora hay que ver en qué deriva la cosa, porque dicen que va a seguir lloviendo», apuntó el ganadero. Para Herrero, otro momento «muy malo es cuando vuelve la calma, pero se queda todo hecho una calamidad. Hay que esperar a que la tierra se seque. ¡Y para qué hablar de la porquería que nos deja el río! Habría que limpiar los cauces más a menudo. A deshacer el estropicio no nos ayuda nadie». Otro que quitó ojo al Pas a su paso por La Penilla fue Eduardo Vélez, uno de los encargados de la presa de la Nestlé. «Hay que estar muy atento por si vuelve a desbordarse el río, como ocurrió hace 18 años, y dar la voz de alarma a la fábrica. No se puede cortar el suministro de agua».
Una vez se sale de La Penilla, dirección Torrelavega, por la N-634, la precaución de los conductores debe de ser máxima. A la altura del pueblo de La Cueva, el agua anegó por completo uno de los carriles, inutilizándolo durante toda la tarde. Fueron los propios operarios de la obra de la autovía Solares-Torrelavega los que regularon el tráfico e intentaron sin éxito achicar el agua, ya que al no cesar de llover «ni de caer agua procedente de la montaña, esto parece que no tiene fin», indicó uno de los encargados de la obra. Agregó que «el problema no son solo los ríos, sino también las montañas, ya que la nieve se está deshaciendo y baja por los ríos y campo a través, en forma de torrente».
Estos mismos torrentes fueron los culpables de al menos dos argayos ocurridos en la zona, el de Puente Viesgo y el sucedido por la tarde en el punto kilométrico 121,500 de la N-623, entre Soto y Cillero, donde se retiraron 30 camiones cargados de arena, provocando una larga retención. Las cosas no pintaban mejor en la zona de Cabárceno y Villanueva. Apenas se veían zonas de verde a última hora de la tarde de ayer, al estar los prados completamente anegados.
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