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Cuando la resignación se convirtió en esperanza

Había un sueño compartido, que pasaba por recobrar la fuerza del PSOE como la casa de la izquierda que nunca debió dejar de ser

Pedro Casares

Domingo, 28 de mayo 2017, 08:25

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Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar, que diría Machado, y que refleja el sentimiento de miles de hombres y mujeres que el 21 de mayo, hicieron despertar al PSOE de un letargo doloroso para afrontar un nuevo tiempo, desde la coherencia, la credibilidad, la unidad y lealtad en torno al nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El pasado domingo, la resignación se convirtió en esperanza. La desilusión dio paso a la alegría. Los afiliados se convirtieron en militantes y volvimos a hablar de política. Recuperamos la pasión por lo que hacíamos y volvimos a creer. Ese día, con el resultado de las Elecciones Primarias, no solo elegimos a Pedro Sánchez, líder de todos los socialistas. Ese día recuperamos al PSOE. Había un sueño compartido, que pasaba por recobrar la fuerza del PSOE como la casa de la izquierda que nunca debió dejar de ser.

«Saber que se puede, querer que se pueda. Quitarse los miedos, sacarlos afuera. Pintarse la cara color esperanza. Tentar al futuro con el corazón» son los versos con los que comienza la canción con la que se ha recorrido todos los rincones de nuestro país. Y la sinfonía de una victoria con la se demostró que la coherencia es la mejor receta para ser respetado, querido y votado.

El triunfo consistió justo en eso, en querer que se pueda. Es el triunfo colectivo de la militancia que no se resignó, que no se rindió y que decidió dar la batalla por defender que el PSOE es un partido de izquierdas, con un proyecto autónomo, coherente y claramente diferenciado del Partido Popular. Es el triunfo de las convicciones, el valor del compromiso, que venció frente a todo, convencidos de que solo con pasión se pueden afrontar los retos que el futuro nos depara. No hay nada más cierto que aquello de que «la victoria de la razón solo puede ser la victoria de los que razonan». Todas las generaciones del PSOE se aglutinaron en torno a un proyecto colectivo para reivindicar el PSOE y recuperar las ganas de construir un partido comprometido con los principios, con los que nos hemos mantenido en pie durante más de 138 años de historia.

Una victoria que recupera la decencia de los votos de millones de personas de izquierdas que jamás nos votaron para dar un cheque en blanco al Partido Popular. Una enmienda sobre el error de haber dado, con la abstención, el Gobierno a la derecha más corrupta de Europa, a pesar de la voluntad de la mayoría de los hombres y mujeres que forman parte del PSOE. Y una lección, que debemos aprender para siempre, que la división solo conduce a la irrelevancia. Porque solo siendo leales se puede estar unidos.

El 21 de mayo ganó Pedro Sánchez, pero no solo ganó él. Ganamos todos, ganó el PSOE, dando un ejemplo de salud democrática, al demostrar que el cumplimiento de la palabra dada se imponía frente al tacticismo; y la credibilidad volvía al PSOE, desterrando para siempre las estrategias contra el deseo de la mayoría.

Decidir el futuro del PSOE como hemos hecho es decidir también el futuro de la socialdemocracia, es decidir el futuro de la izquierda, es decidir el futuro de nuestro país. La ciudadanía estaba esperando que el PSOE recuperará el impulso de la razón para defender los intereses de la gente trabajadora y honrada de nuestro país. Y hacerlo con firmeza frente a una derecha que recorta los derechos a los más débiles mientras amnistía con su silencio la corrupción de sus correligionarios.

Debemos dar respuesta a una sociedad quebrada, a un país donde crece la desigualdad al mismo ritmo que se recorta la protección social, a un futuro incierto en el que peligra la garantía de los servicios públicos. Combatir el paro, la precariedad laboral y la marginación de la juventud, modernizando la economía, de forma que genere empleos estables, con salarios decentes, defendiendo un crecimiento económico justo y un sistema fiscal progresivo. Y contribuyendo a la transformación de la Unión Europea. Hacer de la transición ecológica y la digitalización de la economía, pilares de nuestra estrategia política, apostando decididamente por la educación, la cultura, la innovación y la investigación.

La educación, la sanidad, la dependencia y las pensiones deben ser parte indivisible de un pacto social y político, para defender el mantenimiento del Estado del Bienestar. Luchar de manera decidida contra la violencia de género y para acabar con la brecha salarial, con verdaderas políticas de igualdad, es otro de los retos a los que debemos hacer frente con urgencia.

Regenerar la política pasa por una mayor firmeza del PSOE contra la corrupción, exigiendo que se incorporen más y mejores controles, para hacer de la transparencia, la piedra angular de la gestión pública. Combatir la corrupción no es solo luchar contra una lacra que genera desafección y confianza, sino defender la democracia y el Estado de Derecho.

La sociedad nos espera para cambiar la política fuera, como hemos sido capaces de hacerlo dentro. Para defender un modelo de país donde nunca más se retroceda en los derechos y libertades conquistados, donde nunca más se haga recaer el peso de una crisis económica sobre quien menos tienen, donde nunca más se pierda el talento de nuestros jóvenes y se castigue el esfuerzo de nuestros mayores. Un PSOE fuerte, unido y leal, en torno a Pedro Sánchez, para volver a gobernar España desde la izquierda.

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