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El Ayuntamiento y el director del MAS «sabían que el museo estaba sin protección» por la reforma

Codelse asegura que avisó de la falta de seguridad al inicio de la obra. La edil Miriam Díaz pidió que se adaptaran los sistemas, pero no se llegó a contratar, según el dueño de la empresa

Violeta Santiago

Santander

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Viernes, 22 de diciembre 2017, 07:22

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El Ayuntamiento de Santander y el director del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander (MAS) sabían desde prácticamente el inicio de la reforma que el edificio estaba sin seguridad contra incendios y contra robo. Es lo que mantiene Fermín García Balbás, presidente del Grupo Codelse, que no está dispuesto «a que se ponga en duda la profesionalidad» de su empresa, encargada del mantenimiento de la red de protección del incendio y que fue señalada el lunes como una de las compañías que ha tenido «fallos» en la gestión de su área. La consecuencia fue que el fuego que se desató el 20 de noviembre en el museo fuera «mucho más difícil de apagar» ya que no se detectó con rapidez.

El empresario defendió ayer la actuación de su compañía frente a las acusaciones municipales y argumentó que Salvador Carretero (responsable directo del centro) y altos funcionarios del Consistorio eran conscientes de que el museo necesitaba una «seguridad específica» para el tiempo de la obra. Más aún, Codelse recomendó cambiar el sistema de seguridad por completo porque las cámaras eran viejas y había otra serie de deficiencias, una idea que había sido asumida por Carretero, que así lo expresó al servicio de ingeniería industrial y a la arquitecta municipal que supervisaba la obra del MAS en una comunicación a la que ha tenido acceso este periódico. A ambos reclamó su visto bueno a las medidas de seguridad que precisaba el inmueble durante las obras ya que la constructora suele anular estos sistemas para poder trabajar.

«En el Ayuntamiento había un perfecto conocimiento de que el museo estaba sin protección», declaró García Balbás, cuya firma nunca recibió el encargo para cubrir el periodo de la reforma. Codelse llegó a plantear un presupuesto (de algo más de 12.000 euros) para esos meses y daba una segunda opción para renovar la instalación (que el director del MAS había calificado como «obsoleta» porque databa de los años 90) por otros 12.000 euros cuando se terminara. Según el presidente de Codelse, estos números se presentaron a Carretero, al ingeniero industrial y a la arquitecta municipal.

«El Ayuntamiento quería que la obra se cubriera como mantenimiento, pero era un trabajo extra»

Fermín García Balbás, Presidente del Grupo Codelse

La misiva en la que Salvador Carretero pide al Ayuntamiento un nuevo sistema de salvaguarda -y que se incluya en el coste del proyecto de accesibilidad y cubierta- está fechada en mayo. Pero dos meses antes, la concejala de Cultura Miriam Díaz también había solicitado al servicio de ingeniería industrial del Consistorio que diera a Codelse «las instrucciones necesarias para acometer la adaptación del sistema de seguridad del museo a las obras» que se iban a realizar «ya que toda la red de alarmas y sensores se verá afectado». Estas instrucciones, dijo el gerente de la empresa de seguridad con sede en Torrelavega, nunca llegaron.

Esta afirmación vendría avalada por otro escrito, dirigido desde el museo al Consistorio en marzo en el que se urge a llevar a cabo «la adaptación» de las medidas protectoras «ya que ahora mismo las obras del MAS están detenidas, a la espera que se realice la adaptación».

«No era mantenimiento»

Como es sabido, el lunes pasado la concejala de Cultura hizo suyo el relato de Codelse sobre el motivo por el que no funcionaron las alarmas la noche de autos. Según los técnicos de esta empresa, la contratista SIEC habría ordenado suspender la seguridad para poder trabajar. Díaz señaló entonces que este extremo no fue comunicado a la arquitecta municipal y que, por tanto, el Ayuntamiento «no había autorizado» que esos sistemas estuvieran desconectados. La arquitecta supervisora de la obra, a su vez, apuntó en su informe sobre el siniestro que «Codelse intervino un día en que hubo un fallo de seguridad sin que quede claro si lo hacía como empresa de mantenimiento del Ayuntamiento o como subcontrata de SIEC».

Sin embargo, en Codelse son taxativos con su papel en el grave incidente del MAS. Ellos hicieron en enero y abril las revisiones de mantenimiento, en las que no hubo incidencias. No llegaron a hacer la de julio porque en abril y junio habían tenido sendos avisos relacionados con las obras que ejecutaba SIEC que concluyeron con la anulación de parte del sistema. Según García Balbás, el Ayuntamiento quería que su empresa hiciera el trabajo extra de adaptación a las obras «como si fuera de mantenimiento. Pero no era de mantenimiento, como lo demuestra que el director pidiera en mayo un sistema de protección temporal».

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