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"Vimos las escaleras, y la altura del monumento, y pensamos que se veía mejor por internet"

"Vimos las escaleras, y la altura del monumento, y pensamos que se veía mejor por internet"

Día 16: Parada en Budapest

José Montes

Domingo, 9 de agosto 2015, 21:27

Estamos en Budapest, ciudad con monumentos Patrimonio de la Humanidad, así declarados por la Unesco. En 1873 tres ciudades llamadas Buda, Pest y Óbuda se fusionaron en una sola dando lugar a la que conocemos como Budapest, la perla del Danubio. Hoy trataremos de conocerla un poco más.

Comenzamos muy pronto porque el calor ya se nota a las 7 de la mañana. Hemos dormido con el aire acondicionado puesto a pesar de Tomás al que no le gustan estos artilugios por el tema de los aires y de las corrientes. Total, he esperado a que se durmiera y como estoy acostumbrado a sus manías, pues eso, ojos que no ven, corazón que no siente. Para que no se malentienda, lo anterior está dicho con el mejor de los sentimientos, que compañeros como Tomás no se encuentran fácilmente, pues a estas alturas de la película con lo que hemos tenido que pasar por esos mundos de Dios sólo faltaba que descubriésemos que somos incompatibles.

Hemos ido a hacernos un desayuno de enjundia para aguantar el tiempo que podamos resistir viendo monumentos y aguantando el calor. Hoy marcaban los termómetros 38 grados.

Para empezar hemos ido a conocer el metro de Budapest pues es el segundo más antiguo de Europa y concretamente la línea 1 ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Esta línea se construyó en 1896. Además las riberas del Danubio, el barrio del Castillo de Buda y la Avda. Andrássy son otros elementos reconocidos por la Unesco. Nos hemos explayado por todos ellos.

Luego de llegar a la estación del centro hemos ido andando hacia la iglesia de S. Esteban, el puente de las Cadenas, símbolo de Budapest, hemos montado en el funicular y comprado billete de ida y vuelta aunque sólo hemos utilizado el de ida porque hemos bajado desde el Castillo y la iglesia de Matías (leed la historia, es muy curiosa) por las escaleras hacia el río.

Aquí tenemos que hacer una mención especial, porque queríamos ir hacia una colina donde está la estatua de la Libertad de Hungría, no tiene que ver con la de París o EEUU. Preguntamos y montamos en el autobus nº 6. Nos dio un recorrido por medio Budapest creyendo que íbamos a ver la estatua. Llegado a un punto el chófer nos mandó a hacer gárgaras porque el trayecto había acabado. ¡Pero si no sabíamos dónde estábamos!. Vimos otros autobuses que habíamos visto pasar por el Castillo y montamos. Menos mal, al menos regresamos al punto donde estábamos inicialmente.

Vale. Vamos a la oficina de Turismo y nos recomiendan coger el tranvía 19 pero preferimos ir caminando. Cuando nos acercamos a la estatua y vimos las escaleras y la altura del monumento pensamos que se veía mejor por internet, así que cogimos el tranvía nº 18 para acercarnos a un punto donde comer. ¿Dónde acabamos? Vaya Vd. a saber. También nos conminaron a bajarnos por haberse acabado el trayecto. Unos solidarios húngaros se apiadaron de nosotros y nos indicaron donde coger otro tranvía para ir al centro. Curiosamente la estación estaba junto a unas obras donde el chófer del autobús nº 6 nos echó. Un galimatías que sólo nosotros comprendíamos y sólo a nosotros nos hacía gracia. Menos mal que las obras las identificó Tomás que como ya está jubilado cuando ve alguna se fija en ellas y le sirven de referencia.

Alli cogimos el tranvía nº 6 que nos acercó al centro y ya por allí comimos una pizza y dos jarras de pivo frías que nos estabilizaron los sobresaltos del día. No obstante, podemos decir que el objetivo de conocer Budapest está sobradamente conseguido.

Ha coincidido que hemos asistido al cambio de guardia húngara del palacio presidencial y ha estado muy chulo. Tenemos un vídeo que ya os enseñaremos cuando hagamos a presentación del viaje dentro de unas semanas.

Por cierto, salvo en el metro, donde hay un guardia de seguridad a la entrada vigilando que todo el mundo tenga billete, no hemos necesitado ningún ticket de transporte porque no son necesarios. En este punto he de decir para exonerar a Tomás y no ser criticado por la pléyade de amig@s que le siguen, que es un tipo legal y que me impidió que montara en el tranvía si no pagaba. Tras varios intentos por comprar un ticket se convenció que no eran necesarios, que el ayuntamiento de Budapest trata así a los turistas para que vengan cuantas veces quieran.

Las fotos que os enviamos, creemos que no tienen desperdicio y ponen de manifiesto nuestras andanzas y a la vez la belleza de esta bonita ciudad. Fijaos bien, alguna no tiene desperdicio.

Finalmente hemos comprado viandas para cenar, vuelto a coger el metro y llegado al hotel, puesto el aire acondicionado, lavado las prendas sudadas, cepillado los dientes, duchados encendido la televisión (también tenemos de eso), visto el Eurosport y redactado esta crónica con la mejor de las intenciones para que quien venga por aquí no haga falta que se gaste excesivos cuartos; nada de hop on, hop off, audioguías o en cuerpo presente, autobuses especiales Preguntadnos y os daremos las claves para sólo gastar el dinero justo en una buena pizza, varias cervezas y pasear cómoda y económicamente por todo Budapest. Somos de Torrelavega y tenemos buena escuela.

Que os aprovechen las fotos. Trabajo nos han costado.

Saludos y gracias por seguirnos.

Tomás y Jose

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