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Las bacterias que colonizan paredes y techo de la cueva, incluso en la Sala de Polícromos, pueden causar enfermedades. :: DM
CANTABRIA

Los científicos advierten: quienes entren en la cueva pueden infectarse y enfermar

El informe del CSIC también tiene contenido médico y estima que las bacterias patógenas de Altamira pueden ser un riesgo para los visitantes

JOSÉ EMILIO PELAYO

Domingo, 14 de noviembre 2010, 01:09

El informe sobre Altamira del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) no sólo explica los riesgos que correrían las pinturas si la cavidad se reabriera al público. Sus consideraciones van más allá y hasta meten miedo: los visitantes podrían sufrir una infección bacteriana y enfermar. El proceso vendría provocado «bien por inhalación o bien por contacto de los aerosoles y bacterias del aire con los ojos». El informe explica que la posible receptividad a la infección es difícil de determinar y, en todo caso, dependería del estado de salud de los visitantes.

Y se dice más. «La visita -subraya el informe científico- podría representar un problema de salud ambiental y de dispersión de posibles enfermedades, por lo que el Ministerio de Sanidad debería estar al tanto y confirmar la conveniencia de efectuar las visitas».

Con todas esas advertencias, los científicos concluyen: «A la luz de los resultados expuestos, la visita a la cueva de Altamira podría originar riesgos en los visitantes y no es aconsejable». Eso sí, se apunta un método para evitar infecciones pero sólo para aquellos que deban penetrar en la cavidad «por cuestiones de mantenimiento o estudio».

Deberán llevar «mascarillas, gafas, guantes y vestidos de protección de forma que se minimicen los riesgos. Un material que deberá ser desechado y tratado posteriormente de forma adecuada, como se efectúa en la práctica clínica».

El agente causal de toda esta reflexión médica -que le sirve a los científicos como otro argumento para mantener el cierre- sería la bacteria , aislada en las colonias blancas que colonizan las paredes y techos de la cueva desde la entrada hasta la Sala de los Polícromos. Inicialmente se la consideró como una bacteria ambiental pero en 2008 una publicación médica de dos doctores canadienses «describió el aislamiento de en tres pacientes procedentes de dos provincias canadienses.

Los casos correspondían a un enfermo con queratitis, otro con úlcera corneal y un tercero con fibrosis quística. Un año más tarde -sigue el relato del informe sobre Altamira- apareció otro caso en Estados Unidos, en aquella ocasión en la sangre de un paciente que sufría una severa bacteremia.

Sin solución de continuidad, en 2009 se diagnosticaron dos casos en España y la bacteria se detectó en la sangre y el líquido pleural de dos personas hospitalizadas en Valencia. Los dos pacientes habían sufrido derrames pleurales.

Los científicos vuelven a la advertencia: «La es una bacteria con potencial patógeno, abundantemente distribuida en la cueva de Altamira y en los últimos años ha demostrado su patogeneicidad para el hombre. Una de las vías de entrada es por el aparato respiratorio y otra, aparentemente, por vía ocular». Pacientes inmunodeprimidos, con trasplantes o tratamientos con corticoides serían sus víctimas preferidas.

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