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CANTABRIA EN LA MESA

EL TRASPLANTE FECAL

La revolución que llega

JOSÉ ENRIQUE CAMPILLO MÉDICO, CATEDRÁTICO DE FISIOLOGÍA Y EXPERTO EN NUTRICIÓN Y ALIMENTACIÓN

Sábado, 16 de noviembre 2013, 01:04

Me temo que el texto de hoy va a ser un poquito escatológico. Vamos a tratar este asunto que está conmocionando la medicina convencional y que se atisba como un método que revolucionará el tratamiento de muchas enfermedades, que hoy son muy difíciles de tratar. Básicamente el asunto consiste en introducir en el intestino del paciente «caca» de un donante. Usted se dirá ¿pero no trata esta sección de la alimentación y la nutrición? Claro, esperen un poco y todo se aclarará.

Este tratamiento ha pasado a la opinión pública a causa de un estudio realizado en la universidad de Ámsterdam y publicado en la revista médica más rigurosa y prestigiosa del mundo, el . Se trataba de combatir el peligroso , una bacteria intestinal que hace estragos en hospitales y residencias de ancianos y que es muy difícil de tratar. El antibiótico, a altas dosis, solo curó al 27% de los pacientes, el trasplante fecal lo hizo en el 94%.

Las heces trasplantadas de individuos sanos contienen bacterias buenas que restablecen el ecosistema bacteriano intestinal, alterado en los enfermos.

Ya hemos hablado en varias ocasiones que nuestro intestino está abarrotado (más de 3.000 especies diferentes) de bacterias y parásitos que viven allí cómodamente y nos producen muchos beneficios. Controlan el funcionamiento de nuestras defensas inmunológicas, la digestión y la absorción de muchos nutrientes, producen vitaminas como la K y algunas del grupo B, controlan el normal crecimiento de las células intestinales y por ello nos protegen del cáncer y de otras alteraciones intestinales.

Esta flora se puede alterar por muchas causas, como el envejecimiento, el estrés, el uso de antibióticos vía oral, el tipo de alimentos que consumimos, en especial aquellos denominados prebióticos o que contienen organismos probióticos (que promueven la proliferación de bacterias buenas en nuestro intestino). Una de las principales causas de la desaparición de bacterias y parásitos en nuestro intestino es la forma de vida esterilizada que llevamos, sobre todo en las grandes ciudades. Esto es de especial importancia en los niños y muchos autores atribuyen el incremento de los casos de asma y de enfermedades autoinmunitarias en la infancia a esta falta de «huéspedes beneficiosos» en los intestinos de nuestros niños. La publicidad aprovecha estas circunstancias para hacer su agosto vendiéndonos alimentos que proclaman que aumentan las bacterias buenas (por ejemplo bifidus) en nuestro intestino. De momento nadie anuncia ningún yogur enriquecido con heces, pero no desesperen.

Por el momento a los pacientes se les trata con heces donados por algún familiar sano, que convive habitualmente con el enfermo. La convivencia garantiza que siguen una alimentación idéntica, lo que se traduce en una flora intestinal similar. El procedimiento es sencillo: 30 gramos de heces se baten con agua salada y se pasan por un filtro de café, el líquido resultante se inyecta a través de una cánula que va desde la nariz a su duodeno. Otros autores introducen el extracto de heces en unas cápsulas que traga el enfermo, se abren en el duodeno y liberan su contenido de bacterias buenas.

La semana que viene contaremos que es lo que debemos comer para repoblar de forma natural nuestra flora intestinal.

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