

Secciones
Servicios
Destacamos
Hay dos tipos de microorganismos fundamentales que intervienen en la fermentación del pan. Unos son las levaduras, que convierten el almidón en etanol y CO2. ... Los otros son las bacterias lácticas que degradan el almidón a ácido láctico y otros ácidos orgánicos.
Antiguamente, un poco de harina mezclada con agua se ponía a fermentar y en el proceso crecían esos microorganismos que estaban presentes de manera natural en la espiga, hasta dar lugar a una masa cargada de levaduras y bacterias que se utilizaba para elaborar el pan. Eso sí, siempre se guardaba algo de esta masa madre que reanimada serviría de fermento para la hornada del día siguiente.
Hoy las harinas blancas sometidas a procesos de triturado y limpiezas industriales carecen de microorganismos. Por eso, hoy el pan se elabora añadiendo a la harina mezclada con agua una cierta cantidad de levadura (fresca o granulada) que se elabora industrialmente. Pero a este pan le falta el otro componente esencial, las bacterias lácticas. Estas solo se pueden conseguir mediante la elaboración de una masa madre artesanal. Es un proceso laborioso, que dura más de una semana, que requiere cuidados y atención diaria y del que tienen numerosas recetas en Internet.
A mí me gusta hacer pan, pero no el someterme al engorro que supone fabricar la masa madre casera, que además es algo bastante complicado de hacer. Así que, pensando sobre el asunto, yo me decía: puedo disponer de buena harina de fuerza, puedo comprar levadura fresca o seca de gran calidad, pero, ¿de dónde puedo sacar las bacterias lácticas que me faltan? Y un día, dando un curso a un colectivo de farmacéuticos, caí en la cuenta de un hecho que me había pasado desapercibido. En la actualidad, y lo hemos hablado muchas veces desde esta sección de Cantabria en la Mesa, sabemos que algunas enfermedades se deben a alteraciones en la composición de la microbiota normal de diversas partes de nuestro organismo, como piel, intestino, vagina, etc. Y, en consecuencia, se venden en las farmacias multitud de preparados (cápsulas orales, cremas o lociones) que contienen diversas cepas de bacterias muy purificadas y genéticamente controladas, que permiten restaurar la ecología bacteriana de la zona corporal que nos interese.
Y me di cuenta de que los preparados destinados a reparar la ecología bacteriana vaginal contenían lacto bacilos muy semejantes a los que intervienen en la fermentación del pan con masa madre. Así que un día hice mi primer experimento. Añadí media cápsula de bacterias lácticas purificadas de uno de estos preparados farmacéuticos, junto con la levadura al agua utilizada para amasar y procedí a hacer el pan como siempre. El resultado fue muy positivo. Las bacterias lácticas hacen al pan más sabroso, con mejor pH, más digestible, con menos índice glucémico y menos gluten y, por tanto, más saludable.
Es evidente que lo mejor es lo natural; si usted sabe preparar su propia masa madre sígalo haciendo. Pero si el tiempo o la pereza le impiden abordar tal proeza, puede recurrir a estas bacterias lácticas, de seguridad farmacéutica, que harán su trabajo. Por supuesto que todos los microorganismos que participan en la fermentación del pan mueren a la elevada temperatura del horneo, pero persisten sus efectos beneficiosos. ¡Hagan la prueba!
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.