La «apuesta segura» de Buruaga, en el foco de las críticas
Perfil ·
El consejero de Educación, Sergio Silva, un «conservador progresista», se fraguó una excelente fama por su gestión en el CIFP La Granja de HerasSi había una «apuesta segura» entre los nombres que María José Sáenz de Buruaga anunció al formar su Gobierno, esa era la de Sergio Silva ... (Villaverde de Pontones, 1976). Un hombre del Partido Popular, docente con buena fama, amable y trabajador, a juicio de compañeros de destino laboral, e, incluso, «conservador con tintes progresistas» para los que compartían la docencia pero no la afiliación política. El que fuera director del CIFP La Granja, en Heras, se fraguó una gran reputación entre los profesores por los avances que impulsó en el centro, pero dos años de legislatura más tarde, parte de sus propios colegas dicen que no le reconocen y lo demuestran con encierros, huelgas, manifestaciones y quejas. Y Silva tampoco comprende esa respuesta sindical que generan sus decisiones. Es más, se ha mostrado decepcionado muchas veces con los «insultos» y las declaraciones públicas de los representantes docentes. Es decir, de sus compañeros de profesión desde hace ya 25 años.
Quienes conocieron a Silva durante su etapa en el CIFP La Granja no le «identifican» en la imagen que los sindicatos quieren transmitir de él. Es una persona «muy trabajadora», un director «formado e informado, que siempre tenía las puertas del despacho abiertas». También las posibilidades, como recuerda una de las profesoras que formaba parte de claustro cuando Silva encabezaba el equipo directivo: «Siempre estaba abierto a nuevas iniciativas, se desvivía por llevarlas a cabo y no paraba hasta conseguirlas». También le describen como alguien con talante, «con temple y muy conciliador, que evitaba cualquier conflicto y siempre se encargaba de mediar». Un perfil que puede no cuadrar a quienes no le conocen personalmente si atienden al día a día del conflicto docente, pero la reputación de Silva es la de esa persona que nunca deja un mensaje sin responder: «Incluso ahora que es consejero y tendrá muchas cosas que hacer, siempre saca tiempo para resolvernos una duda».
La opinión de quienes compartían aula con Silva dista de la «que venden los sindicatos». Y sus compañeros de filas también defienden sus virtudes. El responsable de Educación en el Parlamento, Álvaro Aguirre, le describe como un político «con temple» y «paciencia infinita», que no se merece «las opiniones interesadas que dibujan un consejero sesgado».
Su inicio en la política
Las críticas y los ataques le afectan en lo personal –lo ha revelado él mismo en varias ocasiones– y eso que no es novel en lo que supone el cara a cara político. Antes de ser director del centro de Heras, en concreto desde 2003, ya tenía un papel activo en el Ayuntamiento de Ribamontán al Monte con el PP. Pudo ser la implicación en la gestión pública municipal la que alimentó las ganas del profesor de involucrarse en la comunidad:«Siempre estaba dispuesto a formar parte de las actividades de la zona». Precisamente sobre esa etapa, en la que ya ejercía como profesor de Formación y Orientación Laboral (FOL), hay quienes recuerdan un joven Silva «conservador, pero con tintes progresistas, incluso, modernos». Son las mismas personas que hoy, sin saber si es por el paso de los años, el ejercicio del cargo, la gestión de un conflicto como el originado por la adecuación salarial, «o las tres cosas a la vez», han cambiado su opinión sobre el dirigente de Educación.
Activo en la política municipal desde 2003, siempre ha implicado al centro educativo en la comunidad de la zonas
Que el enfrentamiento por la subida retributiva de los docentes se prolongue desde hace más de diez meses pasa factura. A nivel político y a nivel personal. El desgaste y la confrontación por la negociación fallida han dado a conocer una cara «inflexible, rígida y muy poco hábil en la negociación», a juicio de los sindicatos. Pero la situación se agrava teniendo en cuenta que el consejero es docente y la mayoría de los que se movilizan contra su gestión son caras conocidas para él. Porque, tal y como Silva expresó para El Diario Montañés, «poco o mucho» de lo que sabe es de educación, ni de personal, ni de sueldos o función pública. De hecho, si pudiera elegir, dejaría de lado la parte administrativa para gestionar la educación pura y dura. Y esa también es la faceta que añoran sus propios detractores en la negociación:«Sería bueno retomar el perfil que tenía hace años, para él y para la enseñanza pública».
La realidad es que el foco mediático del Gobierno de Buruaga ha pasado a estar en Educación. Sergio Silva acapara titulares desde noviembre de 2024 y no se esconde de las polémicas. Responde a cada argumento que no comparte, incluso a través de sus redes sociales, que tampoco se han librado del conflicto. Y lo hace de la misma forma que dirigía La Granja, «atando cada cabo suelto». Poco espacio deja –y dejaba– a la improvisación, «puede ser porque es licenciado en Derecho», pero hasta que no conseguía la mejor vía legal o administrativa para llevar a cabo sus ideas (como la colaboración con el Centro Militar de Cría Caballar de Mazcuerras, la posibilidad de los alumnos de participar en la Horse Week de Madrid, la consideración del CIFP como centro de excelencia...), no cesaba. Así lo recuerdan sus compañeros de aula. Ahora está por ver si ese empeño que caracteriza a Silva como docente se pueda traducir en la resolución de una huelga que marca el inicio de curso.
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