5 de enero: 'Día nacional del comprador rezagado'
Víspera de Reyes. Los cántabros apuran hasta el último momento para hacerse con los regalos que todavía tienen pendientes
Para el abuelo, para la madre, para el hijo, para la hermana, para el marido, para la nieta, para el sobrino, para la novia, para ... uno mismo... Miles de cántabros y cántabras coincidirán hoy, probablemente más de una y más de dos veces, en calles y superficies comerciales de toda la comunidad autónoma persiguiendo ese regalo que les falta y no tienen por pereza, por descuido, por despiste, por falta de tiempo y de ganas o porque no pensaban comprarlo pero, al final, no les va a quedar otro remedio que hacerlo por compromiso o por obligación. Para quien sea y por lo que sea, esos detalles, una cartera, un libro, unos zapatos, se podrán adquirir hasta horas inusuales en este ya usual 'día nacional del comprador rezagado'.
A esta figura tan tradicional, la del comprador de última hora, que algún día tendrá su sitio en el belén, como la lavandera, el soldado romano o el caganer, antecede otra de corte similar; la del comprador de penúltima hora, que ayer se dejaba caer por las tiendas del centro para acabar -alguno para empezar- sus compras de Reyes.
Pilar, su esposo y su hija buscan en Courir algo para el chaval, que, obviamente, no está allí. «Dice que no quiere nada pero algo tenemos que ponerle, ¿no?», se pregunta sonriente la mujer mientras ojea unas playeras Nike «que están haciendo furor porque son una edición limitada». Al quite, su marido mira el precio y añade con tono lastimero: «¡Coño! Con razón hacen furor. Cuestan 140 euros».
Noticia Relacionada
El 'tamagotchi' arrasa en la carta a los Reyes
No lejos de allí, a escasos doscientos metros, en Bimba y Lola, Sara busca «algo» para su madre. No sabe exactamente qué. Algo. «Lo que encuentre y que esté al alcance de mi presupuesto», matiza la chica, que luego tendrá que pensar qué le comprará a su padre y que le comprará a su novio. Tiene un largo día por delante. Pero no le preocupa en absoluto. Parece que ya ha habido otros así. «Todos los años me pasa lo mismo», reconoce riéndose la joven, que no busca una justificación. Ni le falta tiempo ni le falta nada. «Lo mío es dejadez».
Mucho más previsora que Sara, porque ya tiene las compras ultimadas, o ya casi por ultimar, Belén busca en Mango un jersey «pero no por necesidad sino por puro consumismo», reconoce mientras comprueba el género. Si las tiendas no hubieran abierto ayer, y tampoco abrieran hoy, ni ella ni su familia se iban a dar cuenta mañana.
Quien seguramente iba a darse cuenta es el novio de Tamara, que ha entrado en Pull&Bear buscando una cartera bonita para él. Y entre que se decide, se explica: «Yo también soy de última hora, aunque no de tanta como otros, yo ya tengo casi todo comprado. Me faltaba la cartera y...» si termina de decantarse por alguna de las dos que tiene en la mano, habrá acabado.
A la sombra de los juguetes, los reyes en la mañana de Reyes, la ropa, el calzado y los complementos son, junto con las joyas y, en modo creciente, el turismo -los packs, los bonos o las reservas directas de viajes aquí o allá que tanto agradece el sector hostelero en el arranque del año-, los regalos que más abundan junto al árbol o junto a la zapatilla, donde apenas se coloca música pero sí perdura, afortunadamente, la lectura.
En la Casa del Libro busca Sergio uno en concreto: 'Sotileza'. «Mi mujer lo comentó en casa hace unos días», dice el hombre, que le agradece mucho la pista. «Así que he venido a buscarlo». Si lo encuentra, acertará seguro. Como acertará con los demás. (Spoiler). «A mi hija la van a traer una cocinita de madera y unos puzzles y a mis padres un menú degustación». Para el matrimonio una alhaja, «un tocadiscos», que todavía no han encontrado. Ya pueden correr.
La que no aparenta tener prisa es Cristina, que ha aprovechado su día de descanso en el trabajo para hacer las últimas compras. «Yo estoy muy relajada porque sé muy bien lo que he venido a buscar. Sé lo que le gusta a cada niño y lo tengo casi todo escogido ya. Y la verdad es que estoy disfrutando mucho», insiste sosteniendo entre sus manos algunos cuentos infantiles.
Pilar, Sara, Belén, Tamara, Sergio y Cristina pertenecen, todos, al universo del comprador rezagado, donde habitan también todos aquellos que no acceden a una tienda por su puerta principal, como lo hacen ellos, sino a través de su escaparate virtual. Por Internet.
Dan fe de ello las empresas de mensajería, cuyo volumen de trabajo sigue incrementándose en la medida en que se aproximan los Reyes Magos.
La febril actividad de este sector no puede entenderse sin el enorme auge experimentado por el comercio electrónico en los últimos años, un fenómeno que se disparó a raíz de la pandemia y que año a año ve cómo sus cuotas aumentan.
Según dice el gerente de Nacex en Cantabria, Iñaki Magallón, «el volumen de envíos se sitúa en torno a los 800/1.000 diarios». Es un 20% más de lo que este tipo de empresas de mensajería puede llegar a mover en la región en cualquier otra época del año y, sin duda, la prueba de que también en la Red se celebra por todo lo alto el 'Día nacional del comprador rezagado'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión