El impacto ambiental del tren a Bilbao se decanta ligeramente por el trazado que sólo para en Castro
La alternativa C1 obtiene una leve ventaja respecto a la A1, que se detiene también en Colindres, ya que no atraviesa el Parque Natural de las Marismas de Santoña
La alternativa de trazado del tren a Bilbao con una única parada en Castro Urdiales, la denominada C1, está ligeramente mejor valorada que la ... que además contempla una estación en Colindres, cerca de Laredo. El motivo, en síntesis, es que la primera no atraviesa el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, uno de los grandes escollos de la futura línea ferroviaria. Así lo determina el informe de impacto ambiental que está incluido dentro del estudio informativo del tren mixto rápido a la capital vizcaína que la semana pasada remitió el Ministerio de Transportes al Gobierno regional -al que también ha tenido acceso completo El Diario Montañés-. Según estima la amplísima documentación -más de 700 páginas-, el recorrido C1 obtiene una puntuación de 5,40 frente al 5,28 del A1.
El estudio de impacto ambiental sentencia que «las afecciones son muy similares en las dos alternativas». Para llegar a esta conclusión, evalúa el equilibrio de impactos ambientales y socioeconómicos que implicaría la construcción del tren mediante un análisis multicriterio que califica en conjunto los objetivos funcionales, territoriales, económicos y ambientales. La línea que partiría de Santander y sólo se detendría en Castro Urdiales antes de llegar a la capital vizcaína es menos lesiva con el medio ambiente, ya que tendría menor impacto en los espacios naturales protegidos, el paisaje y los hábitats de interés comunitario. Sin embargo, la que alberga una parada más cerca de Laredo es mucho más desfavorable porque es la única que se ve obligada a atravesar el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, que agrupa varias figuras de protección -Zona de Especial Conservación (ZIC), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Sitio Ramsar, al albergar unos humedales de importancia internacional-.
En concreto, esta actuación cruzaría la ría de Treto a través de un viaducto de 2.963 metros de longitud que discurriría junto al puente actual de la A-8 y ocuparía 2,99 hectáreas de la ZEPA -el 0,04% de su extensión- y 4,19 hectáreas del total del parque natural (el 0,06% de su superficie-. Para reducir del impacto, el estudio propone una «solución singular», que es la de reducir al máximo el número de apoyos del viaducto. «Dada su envergadura, será inevitable la construcción de pilas en el cauce, para lo que se adoptarán las pertinentes medidas», detalla el documento.
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La diferencia entre ambas alternativas también se puede observar en el impacto sobre el paisaje. La documentación remitida por Transportes valora mucho mejor (7,14 frente a 5 puntos) la alternativa con sólo una parada en Castro Urdiales, ya que la que cuenta con un apeadero en Colindres tiene una mayor exposición visual, con una visibilidad superior de su trazado en las poblaciones del entorno.
En definitiva, la C1 prioriza el medio ambiente y la A1 obtiene muchos mejores resultados en cuanto a funcionalidad y demanda. Al parar cerca de Laredo, uno de los grandes núcleos potenciales de usuarios, ofrece una solución territorial netamente superior, que además logra la reducción de emisiones por carretera al desplazar viajeros del coche privado al tren, pero a costa de afectar áreas naturales de alta sensibilidad. Por último, como ventaja, esta última alternativa minimiza la afección a edificios y personas por ruidos y vibraciones.
El estudio de impacto ambiental también recoge la lista de afecciones que provocaría la puesta en marcha y el servicio de cualquiera de los dos trazados ferroviarios planteados. En este sentido, el informe destaca, entre los más significativos, la pérdida de suelo y los grandes movimientos de tierra -entre 10 y 11 millones de metros cúbicos-. Desde el punto de vista acústico, identifica los edificios residenciales y sensibles al ruido. Pide que se analice el impacto que recibirán para aplicar las medidas correctoras oportunas.
Otra afección que destaca es la provocada por la abundancia de túneles e infraestructuras en ambos recorridos que afectarían a la denominada hidrogeología. «Debido a la posibilidad de perforar tramos de túneles en zonas saturadas de agua, se producirá un abatimiento de los niveles que alteraría el flujo de las propias aguas, así como los puntos de descarga (manantiales, fuentes...), las captaciones preexistentes...», recoge el informe. Para conocer más en profundidad el comportamiento de las aguas subterráneas, se ha realizado una campaña de control hidrogeológico en 44 puntos durante un período doce meses -entre 2023 y 2024-.
Por último, el estudio ambiental recoge el Programa de Vigilancia para garantizar el buen funcionamiento de las medidas correctoras previstas -o, en su caso, mejorarlas-. Se llevará a cabo en tres fases: antes, durante y después de la futura construcción de la línea férrea del tren a Bilbao.
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