Borrar
Las pantallas informativas de la estación de Renfe de Santander, en negro. Del Campo
Un reguero de dudas y de viajes cancelados en las estaciones de trenes y autobús de Santander

Un reguero de dudas y de viajes cancelados en las estaciones de trenes y autobús de Santander

Las pantallas de las estaciones en negro, los trenes parados y un hervidero de incertidumbre para los que quisieron sustitutir por buses los trayectos que tenían previstos en tren | Los taxis estuvieron a pleno rendimiento

Lucio V. Del Campo

Santander

Lunes, 28 de abril 2025, 16:25

«Estamos a la espera». Es lo poco que podían decir los trabajadores de Renfe y Adif en las estaciones de tren a los usuarios que preguntaban. Sin poder aclarar lo que estaba sucediendo y con los trenes parados. Y una escena muy similar se repetía justo al otro lado de la calle, en la estación de autobuses de la capital. Allí, se vivió un colapso al juntarse los viajeros que, después de no poder coger el tren, lo intentaron con el autobús. Aunque con «problemas y retrasos lógicos» por la incidencia, los buses sí pudieron salir a la carretera y atender toda la demanda. «Se ha caído todo y no podemos ofrecer nada a ningún cliente. Acaba de pasar y no sabemos nada», apuntaban desde Adif a las 13.10 horas, mientras que en Renfe optaban por no hacer declaraciones en la estación. El apagón, en resumen, se vivió con «total confusión», como comentaban los usuarios. Los billetes de toda la red de Cercanías de Renfe serán gratuitos este martes, una vez que se recupere la circulación, explicó la compañía a ultima hora de la tarde: «No será preciso adquirir billete, aunque se producirán controles de acceso».

«No sé lo que ha pasado, pero tengo bastante miedo», decía a El Diario Montañés una señora que se encontraba a la espera de un transporte. «Por los propios nervios» prefería no dar su nombre. En las estaciones, cientos de historias personales que este lunes se vivieron bajo una única pregunta: «¿qué está pasando?».

Durante las primeras horas del apagón, el caos y el desconcierto reinaba en torno al ferrocarril. Los pasajeros deambularon por los pasillos, maleta en mano, intentando «buscar alguna solución» para llegar a su destino. Algunos prefirieron sentarse y esperar tranquilamente a que todo volviese a la normalidad. Otros recorrieron cada punto de las instalaciones para poder hablar con algún trabajador y que les dijese algo nuevo. También los hubo que entre el ajetreo, sacaron su móvil y no dudaron en inmortalizar el momento. Y algo de sentido tenía. La fotografía era única y probablemente irrepetible. Las pantallas, en su mayoría, estaban apagadas y en negro, y las que estaban encendidas solo anunciaban aquella palabra que teme cualquier viajero: 'cancelado'. Para más inri, las horas estaban hasta tachadas. Igualmente, en las máquinas de venta automática de billetes se podía leer un desalentador «fuera de servicio». Y en la misma situación se encontraban los trenes. Parados en su vía y sin previsión alguna de arrancar.

Los nervios y tensión de las personas iban en aumento, según continuaba la incidencia. En la estación de Adif, estaban esperando a su tren Juan Camaño y Ana Ferreres, a quienes el apagón les sorprendió saliendo del hotel. Ambos, que estaban en Santander tras terminar este domingo el Camino De Santiago, pretendían coger un tren para hacer escala en Madrid y finalmente llegar a Valencia. «El tren era a las 14.00 horas y el avión a Valencia a las 21.00. Creo que no llegamos», se lamentaba Camaño. Por su parte, en Renfe, 23 alumnos del Colegio José María de Pereda de Torrelavega y los tres profesores que acompañaban la excursión estuvieron esperando sin éxito un tren para ir a la capital del Besaya. «Estamos pendientes de lo que nos digan desde la dirección del centro», explicaba uno de los profesores a este periódico, mientras detallaba que estaban en Santander porque habían ido a visitar el Centro Botín.

El bus, epicentro del caos

En la estación de autobuses, un panorama similar. Incluso mayor, al convertirse, junto al taxi, en «la única esperanza» para los viajeros. La imagen fue la de un mar de gente y gente que buscaba «una solución o una alternativa». En el lugar, se vieron carreras por los pasillos, conversaciones entre personas que no se conocían y desconocimiento ante lo ocurrido. Ejemplo de ello fue Jesús Vázquez, que pretendía coger un bus hacia Reinosa. «Mi primera opción era un tren, pero, como no funcionan, tuve que venir a esta estación a ver si aquí logro coger algo», comentaba. Sobre las 15.00 horas, este edificio era un hervidero de gente, ya que se sumaron los usuarios habituales recién salidos de sus trabajos. En el exterior de la estación de autobuses de Santander, también hubo muchas personas amontonadas esperando a los buses con destino a Maliaño, Astillero o Liencres, entre otros puntos. «A ver si no toca esperar mucho, que esto está hasta arriba de gente», se escuchaba entre la multitud.

Otras personas, debido al bullicio, decidieron coger un taxi, un sector que tampoco tuvo tiempo de parar ni un segundo. «Tengo muchísima fila y hay muchos clientes, no puedo pararme», se justificaba un conductor ante la imposibilidad de contar cómo estaba viviendo la mañana. Según indicaba Gabriela Sáenz, mientras se instalaba en esa fila improvisada frente a la estación de autobuses y «cargada de maletas» desde Logroño: «Hay que esperar y hacer cola, no queda otra».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Un reguero de dudas y de viajes cancelados en las estaciones de trenes y autobús de Santander