La mitad de los ríos de Cantabria muestran síntomas de deterioro

La mitad de los ríos que riegan Cantabria presentan un estado ecológico de conservación «deteriorado en mayor o menor medida» por alteraciones en la calidad del agua o los bosques de ribera, según recoge el informe anual elaborado por el programa de voluntariado Proyecto Ríos, que, además, advierte de que la cuarta parte de los tramos sometidos a análisis «tienen vertidos».

Recién salido del horno, el estudio, confeccionado con los datos recogidos por 660 colaboradores en un centenar de tramos distribuidos en las cuencas de los principales cursos de agua de la comunidad autónoma (Asón, Besaya, Camesa, Campiazo, Deva, Ebro, Miera, Pas, Pisueña y Saja), viene a decir, en resumen, que el estado de salud de los ríos no es hoy por hoy el más deseable. Ni mucho menos.

De los índices de calidad del agua, del bosque de ribera y del hábitat, el informe dice que la mitad de los tramos que se analizaron presentan «un estado ecológico de conservación deteriorado en mayor o en menor medida».

Así, sobre la calidad del agua, los análisis realizados mostraron algunas variaciones entre la campaña llevada a cabo durante primavera, cuando el 71% de los tramos presentaban un buen estado, y la campaña efectuada en el otoño, cuando el 55% presentaban un estado moderado o deficiente.

«En ambas destacan diez tramos con un estado de conservación muy bueno y, al contrario, tres con un estado de conservación muy malo», revelan los redactores del estudio, quienes resaltan el hecho de que el caudal del agua en el 70% de los tramos «es menor que en años anteriores», destacan que los parámetros organolépticos (el color y el olor del agua) «son normales en líneas generales» y subrayan que el 25% de los tramos «presentan vertidos».

Por lo que respecta a la calidad de los bosques de ribera, el estudio refleja que más de la mitad de los tramos analizados tenían sus riberas «en mal estado». Ello, debido a las canalizaciones, las infraestructuras, la ocupación de las propias riberas o, directamente, la inexistencia de bosques de ribera. «Además, la práctica totalidad de los tramos presentaban residuos sólidos, en mayor medida plásticos», añade el informe.

Y en lo que tiene que ver con la calidad del hábitat, la memoria cita «especies protegidas en un tercio de los tramos de las cuencas investigadas», frecuentadas por la nutria, el martín pescador o la garceta común en el caso de la fauna y por el nenúfar amarillo, visto en el Camesa, en el caso de la flora, donde el informe se detiene para destacar una importante anomalía.

«La presencia de especies invasoras pone de manifiesto un grave problema en los ríos cántabros», advierten los redactores.

«Así, en el estudio se han generado un total de 211 citas de flora invasora de 26 especies diferentes», entre las que abundaban sobremanera el bambú japonés, el plumero, la crocosmia, la tradescantia, la mimosa y la falsa acacia. «Las citas sobre la fauna invasora se limitan al cangrejo señal y americano, al galápago de Florida, al visón americano y a la trucha arcoiris».

De ese modo concluye el informe alumbrado por el Proyecto Ríos, una iniciativa de la Asociación Cambera que desde hace ya una década viene capacitando a personas para la inspección de los ríos de la región y en la que, desde 2008, han colaborado más de 8.000 voluntarios que en este tiempo han investigado las características de 1.600 tramos de río y desarrollado 150 actividades formativas relacionadas con su conservación.