Las peluquerías resisten, pero la caja se resiente por la ausencia de eventos sociales
La falta de bodas, sobre todo, ha supuesto un duro golpe para las cajas de estos locales, que ahora sólo persiguen «mantenernos abiertos»
La rutina ha cambiado mucho para todos en los últimos meses, pero a unos les ha trastocado más que a otros. Por ejemplo, a las ... peluquerías, que resisten «como buenamente podemos» en su día a día. Y es que la falta de grandes eventos sociales, como bodas y comuniones, ha reducido mucho sus ingresos. Eso ha cambiado su mentalidad: «No es época de ganar dinero sino de mantenerse», afirma María Ángeles Olavarri, de la Peluquería Yoan. Ese centro unisex se encuentra al 65% de su facturación en condiciones normales. Aun así se sienten «privilegiadas porque estamos salvando la situación y sabemos que hay gente que lo está pasando muy mal», afirma Olavarri. Sin embargo, ella asegura que la gente sigue acudiendo: «Parece que se quitan gastos de otras cosas, pero el cabello lo siguen cuidando», dice. Aun así asegura que los clientes ahora estiran más las visitas por un motivo «económico más que por miedo», comenta. Ante esta coyuntura, sólo piden «seguir trabajando. Con seguir adelante es suficiente».
Ahora las peluquerías trabajan con cita previa. A Carlos Patiño, de The Factory Hair Studio, le parece un acierto. «La peluquería está funcionando muy bien con las citas», afirma. En su caso, como mucho reúne a dos clientes a la vez y «ellos agradecen que no se llene». Eso le ha facilitado nuevos clientes. Aunque le va bien también su caja se ha resentido: «He perdido todas las bodas», señala, «antes tenía mucho trabajo los sábados y ahora nada», añade. Por ello, cree que es un acierto no tener empleados: «Ahora sería un problema», comenta.
Las peluquerías que siguen abiertas aguantaron el cierre del confinamiento gracias a los ahorros, pero no son infinitos. «Trabajamos día a día sin saber lo que va a pasar al siguiente», asegura Andrea Presmanes, dueña de un salón que lleva su nombre. Ella ha notado que «la gente joven sigue viniendo con la misma regularidad, pero los mayores vienen menos». Comenta que evita la típica conversación sobre la pandemia: «Quiero que las clientas desconecten un rato», dice, «porque hay días que acabamos saturadas del tema».
En la peluquería Argeny se quejan de que se haya reducido su aforo al 50%, pero que les obliguen a seguir pagando los mismos impuestos que antes. «La situación es complicada», apunta su peluquero Andrés Reynoso. Además, señala que, aunque pueden seguir adelante, ve que «la gente tiene miedo y le cuesta venir más que antes». Sin embargo, para ellos la situación mejora «poco a poco». Eso sí, como el resto, cree que mientras siga la pandemia tendrán que resistir gracias al día a día, que les mantiene abiertos «a pesar de las dificultades».
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